Opinión

¡El mar grita!

AYER mismo se celebraba el Día Mundial de los Océanos, esa ingente masa de agua que cubre alrededor de dos tercios de la superficie de la Tierra y constituye el verdadero pilar de la vida. Pero parece ser que tanto a los gobiernos de los países más grandes, y en especial a la mayoría de las personas que habitamos en la Tierra, nos parece una lejana nimiedad el cuidar lo que precisamente adjetiva a nuestro planeta, el color azul.

Los mares generan la mayor parte del oxígeno que respiramos, absorben una gran cantidad de las emisiones de carbono, ofrecen comida y nutrientes, regulan el clima, y son económicamente importantes para los países en donde el sector pesquero y sus industrias adyacentes son la base sobre la que pivota su PIB ; además de los que tienen al turismo como acicate económico, sin dejar de lado la importancia que merecen como la espina dorsal de buena parte, por no decir la más importante, del comercio.

Intentemos visualizar estos porcentajes para hacernos una idea del daño que nos estamos haciendo a nosotros mismos al descuidar tal tesoro. En primer lugar, los océanos cubren más de 70% de la superficie de la Tierra y desgraciadamente, sólo el 1% de la superficie oceánica está protegida. En segundo lugar, porque bajo el grandioso manto azul del mar se aloja entre el 50 y el 80% de la vida en nuestro planeta, pero solo el 5% ha sido explorado por el ser humano; aunque a este paso, difícil será el avanzar.

En más de una ocasión he escrito sobre los días que la ONU declara como esenciales en varios temas, pero quizá el dedicado en el 8 de junio es uno de los más importantes, ya que nuestro medioambiente y en especial el agua, es lo que nos da la catalogación única de planeta habitable para la especie humana como la conocemos hasta el momento, la indicación para este año 2019 en ese el Día es el de “Nuestros océanos, nuestro futuro” y está conectado con la celebración de la Conferencia de los Océanos, que se celebra del 5 al 9 de junio en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York. Espero que de una vez por todas se den cuenta de los que están haciendo y lo que están dejando de hacer, y estas conferencias dejen de ser meros actos en los que los representantes de cada país acuden única y exclusivamente a “hablar de su libro”, en vez de hacer una verdadera reflexión y tomar acuerdos del calibre que se merece el salvar a nuestros mares.

Debemos de grabar a fuego en nuestra cotidianeidad que las principales amenazas que afrontan los océanos están relacionadas con la actividad humana: sobreexplotación, pesca ilegal, contaminación marina, destrucción de hábitats, introducción de especies invasoras y acidificación de las aguas.

Uno de los contaminantes más dañinos para los océanos es, sin duda, el plástico, un material de uso muy extendido en todo el mundo. Nunca más que ahora existen campañas para insistir en la dejadez del uso del plástico, cuestión que me parece más que necesaria, pero le confiero una importancia mayor a la necesaria obligatoriedad en la educación ambiental, ya que el plástico y demás porquerías, no llegan porque sí a las playas, a los fondos oceánicos, a los estómagos de los peces, aves y demás animales marinos, ni a su estrangulamiento, asfixia y muerte. No, los culpables no son los plásticos y demás elementos casi imposibles de destruir por las fuerzas de la naturaleza, que también; la culpabilidad reside en la insensatez humana. que los que los ponemos ahí.

Seis años después de la institucionalización del día internacional de los océanos, los líderes mundiales adoptaron un conjunto de objetivos globales, entre otros, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible. Cada objetivo tiene metas específicas que deben alcanzarse en los próximos 15 años, es decir el horizonte temporal es 2030; que nos puede parecer lejano, pero está a “carreiriña de can” como dicen nuestros mayores en Galicia, y por ello do debemos “dormirnos en los laureles”, por seguir utilizando dichos populares.

De los 17 objetivos propuestos, el 6ª hace referencia al saneamiento del agua; el 7ª a la energía no contaminante; el 11º a las ciudades y comunidades responsables; el 12º a la producción y consumo responsables; el 13º a la acción por el clima; el 14º a la vida submarina, que sobre el que hoy les estoy dando mi humilde opinión.

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible generan un marco para ordenar y proteger de manera sostenible los ecosistemas marinos y costeros de la contaminación terrestre, así como para abordar los impactos de la acidificación de los océanos.

Mejorar la conservación y el uso sostenible de los recursos oceánicos a través del derecho internacional también ayudará a mitigar algunos de los retos que enfrentan los océanos; esos que absorben alrededor del 30% del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global, los mismos que dan sustento directo a más de 3.000 millones de personas; sin dejar de mentar un dato que es necesario tener muy en cuenta, el valor de mercado de los recursos e industrias marinas y costeras, el cual representa al año alrededor del 5% del PIB mundial.

Es de urgente necesidad el ponernos manos a la obra, el crear un movimiento mundial ciudadano y personal para salvar los mares, pero ello debe comenzar en nuestro proceder diario, porque en caso contrario, nos estamos suicidando…

Por ejemplo, en Pontevedra tenemos ya un cometido cercano y urgente, el saneamiento de la ría; porque nuestro AZUL más cercano clama desde el fondo marino una solución cuanto antes al problema, porque si lo está haciendo alrededor del planeta, también aquí cerca de nosotros el mar grita.

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