Opinión

¡Es un volcán, no una atracción circense!

Erupción del volcán de La Palma. MIGUEL CALERO (EFE)
photo_camera Erupción del volcán de La Palma. MIGUEL CALERO (EFE)

Antes de seguir escribiendo quiero que, mis primeras palabras, sean de solidaridad, ánimo y cariño para los habitantes de esa mi "Isla Bonita" de La Palma que, por desgracia, está sufriendo una preocupante erupción volcánica. Espero y confío que se vuelquen con todos ellos las distintas administraciones y puedan darle la ayuda que necesitan y merecen.

Los volcanes fascinan al tiempo que dan pavor, ese es mi caso desde que me enseñaron a entenderlo.

La primera experiencia que me impresionó, vino de la mano de un "cómic" que mi padre me compró en el "kiosco de Suso", su título, Los últimos días de Pompeya; adquirido en aquel lugar de referencia para muchos vecinos de Pontevedra de la época y que durante años estuvo en la entonces Glorieta de Compostela (hoy perímetro de la conocida como "Fuente de los Niños"), en donde los domingos me compraba álbumes, cromos, cuentos y este cómic al que hago referencia.

Pasó el tiempo de mis años de EGB en dónde aquellos maestros nos iniciaban en el estudio de los volcanes que, majestuosamente nos amplió de forma específica el Doctor Don Antonio de Ron Pedreira a sus alumnos de la asignatura de Geología del antiguo COU en el Instituto "Sánchez Cantón" de nuestra ciudad; a mis 17 años, entendí la magnitud de la situación.

Porque lo que sí es cierto, lo que para los vulcanólogos y geólogos es todo un acontecimiento de la naturaleza, la erupción de un volcán para los que la sufren, se transforma en todo un cataclismo desgarrador. Pierden su vida entera; sus casas, su trabajo, sus pertenencias… Y lo qué es más grave y pasa factura con el tiempo, sus recuerdos… De nuevo la acertada decisión de la Unidad Militar de Emergencias que siempre está en primera línea, pero esta vez además de los efectivos que la conforman, se ha hecho acompañar de psicólogos.

Por todo esto y mucho más, me exaspera la manera en que se está tratando la información sobre esta catástrofe natural.

No soy periodista, pero ello no me impide el conocer las premisas básicas que se marcan en el Código Deontológico que rige su proceder cómo informadores veraces.

Precisamente en ese Código Deontológico aprobado por la Asamblea Ordinaria de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España celebrada en noviembre de 1993 y actualizado en 2017, en sus principios generales versa lo siguiente: 1. El Periodista actuará siempre manteniendo los principios de profesionalidad y ética (…) 2. El primer compromiso ético del periodista es el respeto a la verdad. 4. Sin perjuicio de proteger el derecho de los ciudadanos a estar informados, el periodista respetará el derecho de las personas a su propia intimidad e imagen, (…) b) Con carácter general deben evitarse expresiones, imágenes o testimonios vejatorios o lesivos para la condición personal de los individuos y su integridad física o moral. c) En el tratamiento informativo de los asuntos en que medien elementos de dolor o aflicción en las personas afectadas, el periodista evitará la intromisión gratuita y las especulaciones innecesarias sobre sus sentimientos y circunstancias; etc.)

Pues qué quieren qué les diga visto y oído las distintas "revelaciones" de, no pocos informativos de las distintas cadenas televisivas de nuestro país, deben desconocer este Código; porque están montando un circo mediático de tal magnitud que, de manera principal, los habitantes de la isla de La Palma no se merecen; y deberían tener más cuidado de las afirmaciones lanzadas como sentencias inapelables, ya que coadyuvan en muchos de los casos a la confusión y desesperación de esas pobres gentes, que bastante tienen con lo que están sufriendo.

Para empezar, esta erupción volcánica no es una atracción turística, (como alguna iluminada ha dejado caer…); aunque en países cómo Islandia puedan utilizarla como tal. Definitivamente, no es el caso de lo qué está ocurriendo en la isla de La Palma.

Seguidamente, a una erupción volcánica no se la puede controlar ni pretender extinguir como si fuese un incendio, como algunos "informadores" han dejado caer. ¿Pero es qué no son conscientes de la fuerza arrasadora de la lava que escupe y de los grados a los que se eleva cuando vaga por las coladas? Parece ser que, en la isla de La Palma y por las mediciones de los científicos, que he contrastado, se estima en 1.075 grados. Pues no se me ocurre material alguno que pueda frenarlas, como algunos han supuesto.

Otra de tantas. "A ver si se puede hacer algo para que no llegue al mar y destruya el ecosistema marino de la zona"; vamos a ver, ¿de verdad se está informando con pulcritud y veracidad sobre lo qué es este fenómeno natural en toda su magnitud?

He aquí dos ejemplos de los muchos.

Apelo al buen juicio de los periodistas e informadores; y ni qué decir tiene, a los tertulianos que este martes se erigían como "vulcanólogos". Pero si me lo permiten ustedes, de manera muy especial a los "amarillistas" de Mediaset, porque usando una expresión muy coloquial "se lo tienen que hacer mirar". Y vuelvo a tirar del refranero como tantas otras veces, "para muestra un botón"… Me refiero al programa de la noche el viernes en uno de sus canales, el cual aguanté un "tiempito" para poder escribir sobre ello; y la verdad, de muy poca humanidad… La desgracia, no es transmitible de esa manera.

Dejemos actuar a la comunidad científica, a las autoridades pertinentes en la materia, a las autoridades civiles, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y al ejército que son, al fin y a la postre, los que saben de verdad cómo hacer frente a tal magna desgracia.

Informemos de verdad y con cautela, porque lo que necesitan los habitantes de la isla de La Palma es todo nuestro apoyo; y con prácticas sensacionalistas no les estamos ayudando en nada.

Aplaudo absolutamente la decisión cabal de la televisión autonómica canaria "Vamos a respetar". Pues Así sea, y tengamos presente que está actuando un volcán, no una atracción circense.

Comentarios