Opinión

Honor, valor, disciplina y lealtad

Como siempre ocurre en todos los actos celebrados en la Escuela Naval Militar de Marín la emoción estuvo a flor de piel 

Este pasado viernes 16 de julio festividad de Nuestra Señora del Carmen, patrona de las gentes de la mar y por ende de la Armada española, como es tradición se celebró el día más importante del año en la Escuela Naval Militar con la Jura de Bandera y entrega de los Reales Despachos.

De nuevo este año, y debido a la crisis sanitaria por el Covid-19 ha sido distinta, (incluso a la del pasado año 2020 que se fraccionó en dos días), y por ello solamente estuvieron en formación alrededor de 200 Damas y Caballeros alumnos, número que dista mucho de lo que sería la presencia de los casi 600 que constituyen el potencial alumnado al completo de este insigne centro de formación militar.

El número de familiares asistentes tampoco fue cuantioso, a diferencia de otros años en que la explanada de la Escuela Naval Militar de Marín llegaba a albergar alrededor de 3.000 personas. Esta vez, a cada alumno sólo le pudieron acompañar dos personas de las más allegadas.

Pero la celebración no deslució en absoluto, ya que el nerviosismo, el brío y la ilusión que moraba en cada uno de los que, por un lado, juraron bandera dando por finalizado su primer año en ese insigne centro de formación militar, y por otro, los que recibieron sus Reales Despachos como Oficiales de la Armada y su título civil de ingeniería mecánica, fue el mismo de los que les antecedieron en dicha celebración; ya que, además del cariño y la admiración de todos sus familiares, imperaba el orgullo del trabajo bien hecho de toda la dotación de la Escuela Naval, del equipo docente militar, del profesorado del Centro Universitario de la Defensa, y del personal civil, sin cuyo trabajo diario la Escuela Naval Militar no gozaría de la excelencia que le caracteriza como centro formativo.

Ustedes que me conocen desde hace tiempo y que saben qué no soy de regalar oídos, quiero poner en valor el trabajo de quién capitaneó todo este equipo, el Comandante Director Capitán de Navío Ignacio Cuartero Lorenzo, que puso el broche de oro a su paso como máximo responsable de tan magna institución estos últimos tres años y a través de los cuales y entre sus muchos logros, destaco la iniciación de este centro para hacer frente a lo que la sociedad y la Armada como parte de ella demandan, que no es otra que su inmersión en la Transformación Digital, lo que permitirá avanzar a la Escuela Naval Militar como referencia internacional ante los retos de una Armada 4.0, donde la inteligencia artificial constituirá uno de sus pilares básicos.

Este año, a diferencia del pasado 2020, sí se pudo contar con la asistencia de varias autoridades civiles que no faltaron como nunca lo hacen al ser invitados en tal efeméride, además de las autoridades militares competentes que, todas ellas quisieron acompañar a estos alumnos en un día tan importante, con la ministra de Defensa Margarita Robles a la cabeza.

Y llegado este momento quisiera hacer una puntualización, ya que estos días me he encontrado en el título de algún artículo en medios de comunicación que, de nuevo Su Majestad el Rey no acudía a Marín. Pues debo hacer la aclaración, en primer lugar, para no herir susceptibilidades, y en segundo y no menos importante, para trasladarles a ustedes una completa y veraz información. En España existen 3 academias militares que forman a los futuros oficiales de las Fuerzas Armadas de España (la del ejército del Aire en Murcia, la de la Armada en Marín y la del ejército de Tierra en Zaragoza), así como también 3 academias de suboficiales (Aire en León, Armada en San Fernando-Cádiz, y la de Tierra en Talan y Tremp-Lérida). Por lo tanto, el Rey se debe turnar, y este año le correspondía la presidencia del acto en la academia de Zaragoza, y tras no poder celebrarse en León acudió el pasado miércoles a San Fernando, cumpliendo así, sus responsabilidades como mando supremo de las Fuerzas Armadas en España. No le busquemos, innecesariamente los tres pies al gato, porque la realidad es que tienen 4.

Juraron bandera 79 aspirantes del Cuerpo General e Infantería de Marina, y recibieron sus Reales Despachos y el título civil de Ingeniería 118 Oficiales militares de carrera o de complemento, de los cuales 8 son oficiales de armadas extranjeras de Tailandia, Arabia Saudí y Catar.

Quiero destacar la presencia in crescendo de los efectivos femeninos que, como oficiales ingresan en nuestras Fuerzas Armadas, porque de los 79 aspirantes de 1º un 16,45% del total eran mujeres. Este dato lo complemento con los extraídos del informe del año 2020 del Observatorio militar para la igualdad entre mujeres y hombres en las Fuerzas Armadas, el porcentaje total era de un 12,84%, y en la Armada de un 13,12%. Como se puede observar el papel de la mujer como miembro activo en los 3 Ejércitos de nuestro país se va normalizando. Cuestión que me enorgullece como ciudadana española y, especialmente, como mujer.

Como siempre ocurre en todos los actos celebrados en la Escuela Naval Militar de Marín la emoción estuvo a flor de piel. Y no quiero dejar de mentar un acto menos conocido por ser interno; el que se vivió en el patio de aulas Álvaro de Bazán (en donde yo albergo mis mejores recuerdos, ya que allí juré bandera y recibí mi Despacho como Oficial Reservista Voluntario de la Armada Española en agosto de 2005), el día anterior a la festividad de la Virgen del Carmen; una conmovedora celebración en la que se entregaron premios y distinciones a los mejores alumnos que finalizaron sus estudios, por parte de los agregados navales de múltiples países; y quiero destacar al de Arabia Saudí, ya que era la primera vez que su Real Armada recibe Oficiales formados en este distinguido centro . Aunque el premio más emocionante fue el de el mejor compañero, que le fue otorgado por ellos, y arrancó el aplauso de los otros 117 presentes… ¡Indescriptible! , al igual que mi conversación con su padre al día siguiente.

Como la más humilde oficial participante en estos actos desde 2006, solo puedo dar las gracias a todas las personas que me rodean y de las que tanto aprendo; comenzando por el máximo responsable, el Comandante Director Ignacio Cuartero Lorenzo, marino de trayectoria extraordinaria y con un código de valores de los que pocos quedan; pero en especial a quien va dedicado este artículo, a esos 79 futuros y a los ya 118 Oficiales de la Armada, que sepan que han de ser un ejemplo de Honor, valor, disciplina y lealtad.

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