Opinión

"En lo inmortal de nuestra alma"

Ayer a las 12 de la mañana y, con un lleno hasta la bandera, se inauguraba en edificio Castelao del Museo de Pontevedra la exposición de Ruth Matilda Anderson: Unha Viaxe pola Indumentaria Tradicional de Galicia.

Tengo que felicitar al museo de Pontevedra al completo, aunque lo hago de forma directa en la persona de su director José Manuel Rey, por albergar esta muestra que pasea por la historia de los que hoy serían nuestros tatarabuelos y abuelas; y apostar por hacerlo a través de no pocas de las fotografías que la norteamericana Ruth Matilda Anderson hizo en su viaje a Galicia y, propiciar la escenificación de muchas de esas imágenes, para así acercarnos más a la vida, las tradiciones y los oficios de la sociedad gallega del primer cuarto del siglo XX . ¡Todo un acierto!

Otra vez más debo elogiar el trabajo, la dedicación y el buen saber hacer de la asociación etnográfica Sete Espadelas, en general a sus más de 200 socios y en especial a los dos pilares que la sustentan, José Luis Rodríguez y David Quiñones, por vuestra labor de investigación, la dedicación a la confección y al rescate de las prendas tradicionales de Galicia así como a distintos aperos que acompañaban el quehacer diario de nuestros mayores; si siempre aplaudo vuestros trabajos, sinceramente he de decir que en esta ocasión, os habéis salido del “patrón” y, no es fácil. ¡Enhorabuena!

Y he dejado para el final mi agradecimiento sincero a la Hispanic Society of América, esa insigne institución que nació con el objetivo de crear un museo y una biblioteca de referencia pública y gratuita para el estudio del arte y la cultura de España, Portugal, Latinoamérica y Filipinas, fundada en 1904 por Archer Milton Huntington. En primer lugar, poner en valor los logros de su fundador, todo un visionario por la temática de "su sueño" y seguidamente, por la apuesta decidida que hizo dese el principio por la mujer profesional y que aún hoy conserva la institución. Por ejemplo, las más 30 conservadoras de la HSA son mujeres y una de ellas de Pontevedra, una profesional de la conservación del arte a nivel internacional, Hélène Fontoira Marzin que ayer quiso estar en su ciudad de nacimiento para trasladar el sentir y la satisfacción de esta entidad norteamericana por colaborar con el museo de Pontevedra y la asociación “Sete Espadelas”. ¿Quién te iba a decir a ti que 100 años después vendrías a presentar esta exposición en la ciudad que Mrs. Anderson hizo muchas de las fotografías y que aquí vino trabajando para la misma entidad que trabajas tú? . Muy orgullosos estamos de ti Hélène.

Efectivamente en 1924 llegaba a nuestra tierra Ruth Matilda Anderson que, como nadie supo rescatar en cada una de las más de 5.000 fotografías que hizo, el alma viva del quehacer diario de nuestros mayores, recogiendo en cada una de sus fotos el silencio sonoro de la expresión en cada una de las caras de las personas que aparecen en las instantáneas, las personas que levantaban un país sin hacer ruido, sin ser visibles, especialmente a las mujeres gallegas que también describió José Luis Teófilo en su libro “mulleres de ferro”. Poniendo en valor las historias de “la gente sin historia” a través de una escena de diario para contar así, lo que ayer citaba José Luis Rodríguez en palabras del universal Miguel de Unamuno, la intrahistoria.

La primera vez que tuve una interactuación directa con la obra de Anderson fue en 1999 y me quedé encantada a la vez que sorprendida que en fotografías de los años 1924 y 1926, los protagonistas fuesen tanto los trajes como las costumbres y el estilo de vida de la gente de Galicia, pero en especial, la gente corriente y las mujeres, con un repertorio increíble.

El legado que nos ha dejado esta extraordinaria fotógrafa es de incalculable valor histórico así como, el único registro de esa magnitud que existe de la Galicia de entonces que no solo fue importante para su proyecto y para la institución donde trabajó, ya que hoy día sigue siendo una referencia de nuestra Historia.

A través de la escenificación de algunas de las fotografías, en esta exposición podemos sentir la ostentación, la distinción de clase, la pertenencia y la exclusión entre otras, los oficios… Todas ellas constituyen las múltiples razones de ser de la indumentaria, cuyo significante como “signo de identidad” está ligado a infinitos significados determinados por el contexto histórico y económico de nuestra sociedad de aquel tiempo.

La esencia de esta exposición es un tributo a la de aquella aventura que iniciaba Ruth M. Anderson, documentando la cotidianeidad de entonces en Galicia, que la modernidad amenazaba con hacer desaparecer. Ella, como nadie, rescató momentos únicos en lo inmortal de nuestra alma.

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