Opinión

"Nuestro Convento"

Yo invito al ayuntamiento de Pontevedra a que instale allí, porque sitio hay y mucho, un museo de la "Semana Santa de Pontevedra y su Historia", (cosa que ya he escrito en varias ocasiones antes que en esta). El resto ya se lo dejo a ellos, porque no están los tiempos para regalar ideas

El 1 de octubre de 2017 publiqué un artículo en este diario de cabecera de nuestra ciudad en donde contaba la recepción de una de las peores noticias que podía recibir en esos días; el cierre del convento de Santa Clara. De las formas prefiero no ahondar mucho para no entrar en cólera, ya que sólo faltó el colocar una mano en la cabeza de cada una de las tres monjas que subieron a aquel taxi rumbo a Santiago de Compostela (donde aún hoy siguen), casi como si de unas delincuentes se tratasen… Pero ya se sabe… "¡Con la Iglesia hemos topado, amigo Sancho!", tal y como dejó escrito en su obra universal el de Alcalá de Henares.

Efectivamente para mí fue un gran disgusto; en primer lugar como devota de Santa Clara y usual visitadora del exquisito templo ojival de finales del siglo XIV, de su retablo de estilo churrigueresco de 1730, y de un cuadro con la imagen de mi venerada Virgen de los Desamparados (que por cierto hoy es su festividad); y en segundo lugar por la amistad que había entablado con la abadesa Sor Sagrario, las entonces novicias que abrían un camino hacia la continuidad de la congregación Clarisa en nuestra ciudad. Además aquellas mujeres con licenciaturas en universidades gallegas, (y una de ellas con una trayectoria de investigación científica con futuro brillante que había abandonado por la vocación de clausura), brindaban una nueva posibilidad a la vida conventual, aun dentro de la encorsetada Regla Clarisa. Pero no pudo ser; "Donde hay patrón no manda marinero"… Y la toma de decisiones al respecto, se hizo desde las más altas instancias de la Orden, y por parte de personas que no han salido de los muros de su "hábitat" en decenas de años. Lo que, a mi juicio, las imposibilita para entender las necesidades actuales.

Tras aquel triste desalojo del "Convento de Santa Clara" y de sus últimas habitantes, este pasado jueves recibí una noticia sobre la magna edificación, su adquisición por el Ayuntamiento de Pontevedra.

Noticia agridulce. Dulce, teniendo en cuenta que ese conjunto de edificaciones se restaurará y se pondrá a disposición del público pontevedrés; agria, porque ya me conozco la triquiñuelas de las que hacen uso los responsables de las obras "de este nuestro ayuntamiento" cuando a actuaciones en edificaciones protegidas se refiere; y a la vista están las más recientes, como las aberraciones del Puente del Burgo, y de las escaleras de acceso al río. Esta última, una insignia de identidad propia de la vida de nuestra ciudad en el río Lérez y del patrimonio histórico de Pontevedra, las cuales fueron tapiadas con hormigón y acero… Cuidado con esta joya del siglo XIII/XIV, no es cuestión baladí. De todas formas cuando el proyecto se abra a exposición pública ya les mantendré bien informados.

Para quien no sepa de qué nivel patrimonial estamos hablando, quiero compartir con ustedes las informaciones que existen, aunque la mayoría de ustedes quizá las conozcan, pero para los que no, añadir a lo ya escrito que las primeras referencias que se tienen sobre los inicios de construcción del complejo religioso que hoy conocemos en la calle del mismo nombre, datan de específicamente de 1271. Entonces la hoy calle de Santa Clara era parte del antiguo Camino de Castilla, y esta edificación que en sus principios estaba bajo la protección de la Orden del Temple para dar cobijo a peregrinos (aun hoy se atisba la quizá planta octogonal que daba la posibilidad de ejercer el derecho que estos monjes guerreros ostentaban de oír misa a caballo), flanqueaba una de las cinco puertas a la ciudad de Pontevedra. Pero no sería hasta 1358 cuando abriría sus puertas como convento perteneciente a la Orden de las Clarisas, "fundado gracias a las donaciones de familias de la ciudad y las dotes de las candidatas a clausura", palabras de mi buena amiga y erudita de la crónica de Pontevedra Milagros Bará, en un artículo publicado en este mismo Diario de Pontevedra en 2015.

Por si esto no fuese suficiente, en el complejo de edificaciones del convento (el cual conozco perfectamente por visitarlo, no en pocas ocasiones y con los permisos especiales correspondientes), se esconden verdaderos tesoros. Pocos conocen que en su interior, oculto tras una tapa en una escultura de madera, se guardan todos los órganos de un mártir del siglo III d.C., San Vicente de Huesca; y que bajo la imagen de la Virgen de El Carmen reposan los restos de una monja que fue fraile; o la custodia de dos banderas ofrendadas por los Héroes de Pontesampaio. ¡Ahí es nada!

Miedo me da sobre lo que pueda pasar con todas estas reliquias y preseas, y ni que decir tiene que a temblar estoy por lo que le se les ocurra hacer en su interior, (y lo digo como ex delegada de Patrimonio, impávida ante la excesiva permisividad que, desde ese organismo se practica últimamente); porque el noviciado antiguo y el denominado moderno estoy convencida que no se "pueden" tocar (el antiguo por supuesto que no, y es el que componen todas las celdas que están dando a la calle, entrando en la iglesia, la fachada derecha). Lo único que sí pueden derribar es el ala nueva construida en pleno siglo XX para mejorar las condiciones de vida de las hermanas que ya tenían su edad, así como el ascensor. Por lo hablar de la exhumación de no pocos cadáveres de las hermanas que fallecieron "intra muros" a lo largo de estos siglos y merecen una consideración especial, ya que decidieron vivir y morir allí, y cuyas tumbas se sitúan tocando el muro que da a la plaza de Barcelos… ¡Pánico me da esto último!

Yo, como muchos de ustedes permaneceré expectante al diseño y desarrollo del proyecto, porque ese complejo de edificios y sus jardines (en donde en un claustro hay una fuente muy parecida a la de la plaza de la Herrería) contienen además de parte de la historia y patrimonio de la ciudad, la nada desdeñable superficie de 12.606 metros cuadrados, con 5.417 de ellos edificados en tres plantas.

Yo invito al ayuntamiento de Pontevedra a que instale allí, porque sitio hay y mucho, un museo de la "Semana Santa de Pontevedra y su Historia", (cosa que ya he escrito en varias ocasiones antes que en esta). El resto ya se lo dejo a ellos, porque no están los tiempos para regalar ideas. Señor alcalde y demás responsables municipales, les pido de corazón que no desgracien esta preciosidad, porque para no pocas personas que vivimos en Pontevedra, sigue siendo "NUESTRO CONVENTO". 

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