Opinión

El peligro del mediotablismo

El Pontevedra quiere huir de la irregularidad que lo amenaza con una Liga sin ilusiones ni sobresaltos, nacida de su capacidad para lo mejor y lo peor

LA AFICIÓN del Pontevedra es grande y heterogénea. Tanto, que es imposible establecer una generalización sobre sus sentimientos. Cada aficionado tiene una forma de analizar la realidad. Ninguna mejor que la de los demás. Ilusión, ambición, conformismo, nerviosismo, ira...

En la actual campaña se podría realizar un estudio emocional sobre los hinchas granates: todos los estados de ánimo y algunos más concurren en el campo de Pasarón, porque el Pontevedra se ha instalado en la irregularidad y ésta siempre genera diferentes percepciones. Ha sido incapaz de mantener un patrón de juego y resultados durante las 15 jornadas que se han disputado y ello lo ha convertido en una habitación a oscuras, totalmente impredecible.

La falta de continuidad en resultados buenos y malos y la capacidad del once de Luismi de lo mejor y lo peor lo coloca en serio riesgo de mediotablismo. Es un concepto inventado por una serie de ingeniosos fieles que anuncian una campaña sin grandes ilusiones ni sobresaltos. Ahora está más cerca el cielo. Hace quince días, el suelo. Hace una semana, ambos terrenos estaban equidistantes de Pasarón.

La sensación no es única. Está bastante extendida entre muchos equipos de la categoría. El grupo I de Segunda B se ha vuelto loco y advierte una igualdad sin par en los últimos cursos. Después de más de un tercio de competición, el único que parece haberse asentado en terreno de regularidad es el Fuenlabrada, que acumula ocho jornadas sin perder, con cinco victorias. Parece. Veremos en el futuro. La supina igualdad dibuja una lucha a múltiples bandas por todos los objetivos importantes. ¿Será un play-off más barato en puntos y una permanencia más cara? El tiempo lo dirá, pero de momento nadie se escapa ni se descuelga de forma definitiva.

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