Opinión

Capitalismo y democracia de Fontana

"Vivimos en un mundo constituido mayoritariamente por estados cuyas formas de gobierno son democracias parlamentarias basadas en constituciones que garantizan los derechos y libertades de todos los ciudadanos, pero donde los gobiernos elegidos tratan de favorecer los intereses económicos de las grandes empresas y de los más ricos. La vida política se lleva a cabo públicamente atendiendo a los problemas que afectan al conjunto de los ciudadanos, mientras que la trama de la legislación en beneficio de los intereses del capital financiero y de los grandes empresarios se mantiene discretamente en la sombra. El resultado es que los gobiernos que hemos elegido entre todos porque prometían velar por nuestro bienestar han acabado convirtiéndose en cómplices tolerantes de un proceso que favorece el enriquecimiento de un grupo reducido a costa de la mayoría y que engendra con ello una sociedad cada vez más desigual".

El párrafo precedente es el primero del libro póstumo de Josef Fontana. Su primera edición se data en mayo del presente año. El catalán es uno de los autores de referencia de la historiografía española. Marxista en sus orígenes, evolucionó, ya hace décadas, a un posicionamiento a favor del soberanismo de Cataluña. Tránsito más sorprendente en quien muestra tan enorme cúmulo de erudición y conocimientos en Capitalismo y democracia 1756-1848. Cómo empezó este engaño -el libro en cuestión-. Realmente curiosa es su alineación con los, en su día, definidos como "marxistas vulgares" -analfabetos ideológicos en el lenguaje de hoy en día-. Esos izquierdistas preconizadores de la "cuadratura de círculo" de la alianza con los nacionalistas. Dos ideologías, socialismo y nacionalismo, respetabilísimas, pero no miscibles. Una izquierda presta a seguir los dictados nacionalistas. "Chiripitifláutica" actuación descrita de modo magnífico por Félix Ovejero Lucas en La deriva reaccionaria de la izquierda.

Dejemos al margen las luces y las sombras de la evolución ideológica de Josef Fontana, gran profesor e insuperable maestro, y centrémonos en el libro. Su -de algún modo- testamento intelectual es de lectura ineludible -como lo fueron otras obras anteriores suyas-. Se podrá estar de acuerdo o discrepar de sus análisis y conclusiones, pero la lectura no deja indiferente. Pongamos algunos ejemplos ilustrativos. Según Fontana, el desarrollo del capitalismo no fue una consecuencia natural de la evolución de la economía, sino "una imposición desde los gobiernos, mediante el establecimiento de leyes y regulaciones que favorecían los intereses de los expropiadores". También desmonta la identificación de capitalismo con democracia. Como muestra, el botón de la página 149. "Los cambios que se fueron produciendo a lo largo de estos años [1814-1848] iban hacia la creación de estructuras de gobierno más eficaces, que asegurasen la capacidad de mantener a las masas, es decir, a los pobres, lejos del poder". Múltiples ejemplos más encontramos en el discurrir del libro. Por eso, insistir en su lectura. Con ella bramarán o aplaudirán, pero no se aburrirán.

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