Opinión

El ensueño de Calderón

LOS AMANTES de las emociones fuertes están de suerte. El pasado jueves 9 de enero se iniciaron una serie de seis experiencias en el límite. Llegarán a su punto final -en el ahora más inmediato- el próximo 13 de febrero. La odisea tendrá como colofón una bomba. Una monumental traca donde las mascletaes valencianas quedarán en el más absoluto de los ridículos. El lugar de los hechos: el Centre Comarcal Lleidatà de Barcelona. El vehículo transmisor, el Institut de Nova Història y su ciclo de conferencias de invierno sobre censura y manipulación de la historia de Cataluña. La del pasado jueves, bajo el título De Colón a Drake, cien años de catalanes en América, elevó los niveles de adrenalina hasta índices inconmensurables. Al respecto, no debemos olvidar aportaciones anteriores de Jordi Bilbeny y su cohorte de acólitos. Según ellos, el corsario atacó en 1586 San Agustín, el primer asentamiento hispano en los actuales EE UU. En los mástiles de sus barcos ondeaba la señera catalana.

Ímproba ha sido la tarea del Institut de Nova Història desde su fundación en 2007. El objetivo final, desmontar la secular manipulación documental llevada a cabo por pérfidos especialistas en los archivos del planeta y demostrar el origen catalán de una vastísima pléyade de personajes. A saber, entre otros, Cervantes, Lope de Vega, El Cid, Marco Polo, Colón, Leonardo da Vinci, Vespucio, Pizarro, Hernán Cortés, Teresa de Ávila, Maquiavelo, Erasmo, la guitarra, el lucero del alba... Para tan laudable aportación han tenido dinero público a espuertas y han gozado del derecho de pernada en importantes medios de comunicación.

Calderón de la Barca siempre estuvo en su punto de mira. Desde hace años reivindican el reconocimiento de la redacción de La vida es sueño a partir de textos poéticos de Vicenç Garcia. Por esa razón, el título primigenio era La vida és sommi. Una vuelta de tuerca la dio Francesc Magrinyà cuando se percató de un hecho insólito, los personajes no bostezan ni tienen sueño en el desarrollo de la obra. Luego, están en un ensueño. Conclusión del magno historiador, los censores se equivocaron en la traducción del título. El mismo era en realidad, La vida es ensueño. El próximo 13 de febrero el ponente será Pere Coll y su disertación tratará de la catalanidad calderoniana. Desmontará la falacia del nacimiento del autor en el número 61 de la calle Mayor de Madrid, al tratarse de un genuino pata negra catalán. Calderón de la Barca es el pseudónimo de Felip Ramon Calders, destacado miembro de la nobleza catalana...

Más arriba aludía a las aportaciones públicas recibidas por el Institut. No fueron únicamente catalanas. Como recogía un artículo de Luis del Val publicado en este periódico el 10 de agosto del pasado año, el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba), gran difusor de las teorías de Bilbeny y compañía, recibió en 2018 "el 75% de las subvenciones que otorga el Ministerio de Cultura a las entidades museísticas locales, quedando para el resto de las provincias españolas una cuarta parte a repartir”. Esa es la inaudita realidad.

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