EXISTE UNA expresión en italiano (paradójicamente) que es 'biscotto'. En fútbol se suele utilizar cuando un resultado ha sido amasado para beneficiar a un equipo en detrimento de un tercero. El domingo, en el circuito Ricardo Tormo de Cheste, se vio la versión del 'biscotto' en el mundo del motociclismo. Jorge Lorenzo partió desde la pole y encabezó la carrera de principio a fin sin que ninguno de los dos pilotos Honda (Marc Márquez y Dani Pedrosa) le opusieran resistencia. Es cierto que al final Pedrosa hizo el intento de meterse entre Márquez y Lorenzo, pero ahí sí que apareció la garra del piloto de Cervera para impedirlo. Quedó claro que Márquez le pone más ganas a la lucha por el tercer puesto con Rossi que a la pelea por ganar una carrera a Lorenzo. Valentino Rossi partía el último en parrilla e hizo lo máximo que podía para alcanzar el que hubiese sido su décimo entorchado, adelantar a todos hasta llegar al cuarto puesto. A partir de ahí la cosa ya no dependía de él y volvió a perder un título mundial en Valencia... y por cinco puntos. De nada le sirvió ser el más regular y encabezar la tabla de clasificación durante toda la temporada, hasta el domingo. Lorenzo también hizo sus deberes, cierto, y realizó un gran fin de semana, pero la sombra de la duda quedará siempre sobre este Mundial de 2015. El otro título que estaba en juego, el de la menor de las categorías, se lo llevó Danny Kent (desde Barry Sheene en 1977 no ganaba un británico un título mundial). El piloto de Honda, que sufrió un bajón en las últimas carreras, lo tenía muy fácil: con sumar dos puntos se hacía con el título. Al final cruzó la bandera a cuadros noveno y con seis puntos de diferencia sobre Oliveira, después de que Antonelli hiciese un strike y tirase en la última vuelta a Fenati y a Efrén Vázquez.
