Opinión

Felices dosmiles

Recuerdo cuando con 16 años formé un grupo de rock y, con cinco canciones de repertorio —repitiendo una—, cualquier bar o ayuntamiento pagaba 100 euros por actuación. Éramos cuatro a repartir pero volvíamos con dinero a casa después de unas cañas, que en 2005 estaban por debajo del euro en muchos sitios. Todo cambió tres años después con la crisis y ya nada volvió a ser igual. Y hablo de cuando aún no existía la palabra covid y lo más cercano que nos llegaba de Ucrania era Shevchenko. Creo que los mayores de treinta tuvimos suerte de crecer con el cinturón más flojo, como era la ropa de los felices dosmiles.

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