Opinión

El virus del localismo

El del localismo es un virus tan arraigado en Galicia como las silveiras y los toxos, y sin vacuna a la vista. Recuerdo como, de pequeño, a mi padre casi le apedrean el coche en Vigo por llevar matrícula de A Coruña. "¡Putos turcos!". "¡No, somos de Santiago!", alegamos. Por suerte nos creyeron. En A Coruña he tenido que oír calificativos como aldeano o paleto por parte de algunos, una clara minoría. Y en Compostela tampoco nos quedamos atrás con las dedicatorias hacia nuestros vecinos de provincia, como se vio estos días con el júbilo por el descenso del Dépor a 2ªB, categoría con la que lleva años soñando nuestro equipo local y a la que precisamente podría ascender este fin de semana. Si nos va mal, que al de al lado le vaya igual; y si nos va bien, que le vaya peor. De eso trata el germen localista, imposible de desterrar.

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