Opinión

Dadaísmo político

LA APROXIMACIÓN de las Elecciones Generales hace que el dadaísmo circule por el aire como si de una flauta muda se tratara.

Pablo Iglesias, después de una pausa a lo “Kit-Kat” resuelve volver a ese punto del medio donde uno se deja ver para asegurarnos que no se ha ido, que nunca nos ha dejado desamparados. Pablo es de esas personas que cuando se les pregunta algo siempre se van por la tangente, algo que, aparte de ayudar a ganar votos, también es síntoma de desnutrición idealista o falta de coraje a la hora de aclararnos lo que realmente piensa.

Luego tenemos a Pedro Sánchez, alias El Guapo dentro de los círculos femeninos. “El Guapo” posee garbo, saber estar y don de gentes. Él no pasa desapercibido aunque la oposición le critique el hecho de que aparezca y desaparezca como el Guadiana. El mayor problema de Pedro es que le ha tocado intentar un Partido ingobernable, falto de solidez y de principios socialdemócratas. Le ha tocado tirar de la burra, aunque le podría haber tocado a cualquiera, como cuando te sale un hijo un tanto parduzco y en tu familia sois de genética albina.

UPyD ha desaparecido y más de doscientas mil personas han aplaudido por ello. El recambio lógico y más exitoso de este partido ha sido Ciudadanos, cuyo líder, el señor Albert, se está dando cuenta a estas horas de que hacer pactos para no mojarse o para quedar bien con todos, a largo plazo sólo te puede conllevar quedar mal con los unos y con los otros (véase el caso de la Junta de Andalucía, donde “los ciudadanos “ acaban apoyando al PSOE para ir desgastándose rápidamente, dejando entrever que lo que les mueve a ellos es el poder). En el caso del PP, decir que va tirando o que podría ser peor de lo que es. Ha gobernado casi cuatro años con la principal característica de no cumplir lo prometido. Le salva la crisis Griega, los independentistas y un Podemos que no puede -o no quiere- definir sus ideas. También le va salvando el desgaste de los demás, pese a que casi no hay día en el que no aparezcan casos de corrupción que les hagan temblar las piernas…

Izquierda Unida, a la vista de los acontecimientos, aspira a no desaparecer, por mucho que el señor Pablo Iglesias reniegue de sus orígenes y maldiga a dicho partido ante las cámaras y detrás de ellas. Y es que todo esto ya nos lo sintetizaba el bueno de Jean Le Rond D’'Alembert al decir que “la guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos”.

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