Opinión

La verdad os hará pobres

DECIR LA verdad en estos tiempos se ha convertido en una especie de inmolación.

Los casos de corrupción que van surgiendo a lo largo y ancho de esta desnutrida y mal encarada piel de toro nos confirman que la verdad nos hará pobres o como mínimo nos hará caer en un estado crítico de ansiedad y/o depresión si no tomamos medidas para apaliar dicha «enfermedad» de carácter vírico y ladino. La realidad que está surgiendo nos muestra a unos «pobres» de cartera que anhelaron llenarla sin miedo al compromiso, asentándose en las normas y leyes justas de un Estado democrático, consiguiendo con esto que el grueso de la ciudadanía ahora se sienta tocado y herido, con un estado anímico que no acepta lo evidente, un estado anímico al que le duele -y se remueve- ver lo que en verdad se ha hecho con nuestro dinero durante décadas.

Nosotros no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, no, han sido ellos lo que han robado sin miedo a cualquier tipo de eventualidad. Y tal vez a causa de esta amalgama de sucesos poco o nada aguantables, este país olvidado por unas manos decentes, se esté volviendo loco al tener que sobrellevar lo indebido, al visionar día sí y día también lo inaceptable. Sin embargo, usted debe saber, como ciudadano correcto, distinguido y responsable que es y que nada tiene que ver con este oscurantismo mata voluntades, que tarde o temprano todo acaba rugiendo cual león congestionado, y será en ese preciso momento cuando ser verá realmente la fortaleza y el civismo de todo un país.

No obstante, «la corrupción no nos la hemos inventado nosotros, (...); existe desde que el mundo es mundo: los seres humanos somos así. El problema, por tanto, no son los corruptos: el problema es el sistema que no impide o que alienta la corrupción; hay que cambiar a las personas, pero antes hay que cambiar el sistema. Lo difícil no es cambiar a los mangantes por personas decentes, sino impedir que las personas decentes se conviertan en mangantes», explica el escritor, novelista, periodista y ensayista Javier Cercas, autor del best seller «Soldados de Salamina».

Mientras tanto, como añadidura a la enajenación impía que les narro, me encuentro con la noticia (real) de que a una anciana le han embargado la pensión por dar de comer a las palomas en Málaga, una mujer apasionada por los animales que ante tal quebranto ha sentenciado: «Dar de comer a las palomas es mi único vicio. Yo ni fumo, ni bebo ni voy al cine».

Yo le creo, señora, le creo… Su único problema ha sido el no haber malversado entre miga y miga.

Comentarios