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Un 'risotto' de cine

Los festivales de cine se han convertido, con el paso de los años, en un lugar perfecto para la exposición y promoción de vías alternativas al cine. Las grandes firmas de moda, cosmética y joyería, así como instituciones solidarias, se han posicionado en los certámenes internacionales de manera manifiesta y, de esta forma, sus propuestas conviven desde hace años con las estrellas más relucientes de la gran pantall.

Cannes le lleva la delantera al resto de los festivales internacionales. Celebrities de todo el mundo se las ingenian para estar presentes en alguna actividad del festival, fiestas paralelas a las oficiales o pisar la codiciada alfombra roja de Le Croisette. Toda acción es buena para que una puntual visibilidad les sitúe en el punto de mira.

A la vista de los buenos resultados que esta glamurosa promoción genera, el resto de los festivales han hecho suya esa fórmula y rara es la convocatoria internacional que no concite, alrededor de las propuestas cinematográficas, otras que reclamen la atención mediática.

Hace un mes, más o menos, me enviaron por mail una propuesta de Nespresso que llamó mi atención ¿Quieres hacer una receta de cine?, me preguntaron. Y yo, al oír cocina y cine en la misma propuesta, activo mis cinco sentidos y leo con detenimiento todo lo que me describían. La idea era participar en un concurso, en el que habría que elaborar la receta de una película. Hasta ahí todo más o menos fácil pero, lo que podía parecer "un paseo" para los que nos gusta y nos manejamos bien entre fogones, tenía su truco.

La receta nos la decían poco antes de tener que empezar a prepararla. Mediante sorteo saldría la opción de cada uno de los participantes. De esta forma, evitaban que viniéramos de casa con la lección aprendida. Todas las opciones estaban ligadas a las películas de la sección del festival 'Culinary Cinema' y, en dos horas, había que elaborarla.

Tres reconocidos cocineros serían los encargados de juzgarnos al más puro estilo 'MasterChef', pero sin la presión añadida de las cámaras y de unos juicios, en ocasiones, duros y desmedidos.

El plato lo cocinaríamos entre dos personas y el reto no terminaba en el fuego, sino en el emplatado y la presentación

La receta que me tocó en suerte realizar con mi compañero Luigi fue 'Risotto de gusanos de seda' de la película 'Little forest'. En el primer momento, al oír risotto, me concentré en la dificultad que tenía hacer uno, que saliese en su punto, con la cremosidad que requiere y la temperatura final perfecta. Cuando asumí todo eso, me di cuenta que no había escuchado la parte final de la receta y leer 'gusanos de seda' fue como un escalofrío que aún no se me ha ido.

La experiencia ha sido una aventura fantástica y adictiva. La creatividad al servicio de la diversión. Trabajar en equipo, haciendo que la coordinación se convierta en un plus de emociones. Eso sí, decidimos que los gusanos crujientes, por muy de moda que estén en la nueva gastronomía, se quedaban en mero adorno sobre una hoja de albahaca. Y ahí siguen.

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