Nos conocemos desde hace mucho tiempo, "demasiado" me comenta alguno. Y, lo mejor de todo, es que siguen siendo aquellos chicos normales de los comienzos. Su fama desmesurada, dentro y fuera de nuestras fronteras, no ha hecho mella en su carácter. Su vanidad sigue intacta y el ego, que todo artista debe tener, lo tienen bien domesticado. Hace dos años editaron el disco, "Resurrección", después de una década de silencio, "porque no necesitábamos grabar nada para llenar los conciertos". Un privilegio del que solo pueden presumir unos pocos. Y ellos ni siquiera lo hacen, solo se asombran de que las cosas les sigan saliendo de esta manera.
Esta semana ha salido a la venta un libro autorizado sobre ellos, "Nunca hemos sido los guapos del barrio". En él se recogen sus casi cuarenta años de profesión. Han leído cada una de las cosas que se han escrito en él y han matizado algunos pasajes porque "después de tantos años, hay cosas que se diluyen y lo que no queremos es que se publiquen y lean cosas que no son del todo exactas".
Siempre les digo que su trayectoria es digna de estudio y, curiosamente, ellos no reparan demasiado en eso. Les sorprende seguir ahí después de tanto tiempo, pero lo atribuyen a que siempre han querido disfrutar, no buscar el éxito. "Lo que hemos defendido siempre a muerte es nuestro estilo personal, nuestra manera de hacer las cosas. En definitiva, nuestro camino. Siempre hemos intentado ser distintos, hacer algo diferente, no mirar lo que hacían los otros y crear ese propio camino. Aunque era algo arriesgado, porque podías encontrar a gente que coincidiera contigo o no, nos ha parecido lo más honesto. Eso nos da muchísima libertad a la hora de encarar un disco nuevo o cualquier otra cosa que hagamos. Sabemos que debemos ser fieles a nuestros principios y ya está".
Reconocen que se pellizcan todos los días para darse cuenta que, lo que siguen viviendo, no es un sueño. "Nosotros no nos creemos superiores. Esto que nos está pasando no es normal. Regresamos hace diez años y, ya en ese momento, fue impresionante. Tenemos la suerte de contar con dos ciclos profesionales en nuestra vida y que el segundo sea el doble de tiempo y mucho más grande que el primero ¡y creciendo más todavía! Eso es una maravilla y lo tenemos que agradecer cada día. Tú nos conoces bien, somos muy normales y, sobre todo, tenemos los pies en la tierra. Todos los días pensamos 'joe, es increíble todo esto que nos está pasando'. Al final te das cuenta que todo ocurre gracias a tu esfuerzo, aunque sí hay un factor suerte porque hay gente que se esfuerza al máximo y no llega a lo que quiere"
Su pasión se ha convertido en su trabajo. La música nunca fue un juego para ellos, era su debilidad desde niños. Siempre hablaban de música y compartían música. Aunque los tacharon de pijos, sin serlo nunca ni en vida ni actitud, siempre se consideraron una cosa normal. Y este es uno de los méritos de los que nunca han sido los guapos del barrio.
