Opinión

Cándido Area, 'O Putón' do Cantodarea

CON MOTIVO de las fiestas que estos días celebra el histórico barrio de pescadores de Cantodarea donde yo nací –en la actualidad parroquia de San José Obrero– hoy les traigo una anécdota (situada entre finales del s. XIX y principios del XX) relacionada con uno de sus vecinos más populares y del que nos da cuenta José González Santiago Valente, en su cuaderno Viejo carné de mi abuelo del cual guardo yo una copia con mucho cariño, y en el que menciona como protagonista del relato a Cándido Area O Putón al que describe como "famoso patrón de pesca do Cantodarea que dejó recuerdos de su persona más allá por donde pasó por su gran sentido del humor..."

"Cierta madrugada de un invernal sábado, al regreso del muelle de Marín donde atracaba la pareja de pesca Río Lérez del armador José Pérez Graña que mandaba como patrón de pesca, Cándido Area caminaba de regreso a casa en medio de una torrencial lluvia y fuerte viento por la carretera de Marín a Cangas y al llegar a la altura del tramo comprendido entre Tiburcio y la capilla de San José vio venir de lejos a un peluquero llamado José que acababa de cerrar su peluquería (por aquel entonces los peluqueros trabajaban hasta altas horas de la noche de los sábados e incluso abrían los domingos, explica Valente) del que el Putón era cliente, que caminaba por la parte interior de las vías del tranvía a vapor que unía Marín con Pontevedra. Aprovechando las condiciones de una noche tan tenebrosa y oscura nuestro personaje con el objeto de gastarle una broma pesada a la persona que veía venir, se envuelve en su impermeable ocultando el rostro y al llegar a su altura le dice a viva voz: ¡alto, manos arriba!, momento en el que el peluquero a la defensiva saca una llave que llevaba en el bolsillo y se la pasa de un lado a otro por el vientre al Putón, momento en el que éste creyendo que era una navaja barbera sufre un desvanecimiento y se desploma. El peluquero, sin saber quién era el 'atacante', se marcha muy asustado dejándolo tendido en el suelo."

Sigue el relato de Valente describiéndonos lo que ocurrió después. "Cándido Area no se recobró del desvanecimiento hasta pasados unos minutos soprendiéndose de que al pasar la mano por la "barriga" no se encontrase con las tripas fuera. Se reincorporó como pudo y fue tal el ataque de nervios que sufrió que hubo de llamar al médico Don Pepe Touriño –a quien ya le había avisado el peluquero de lo que había pasado creyendo que O Putón había muerto en su caída– quién le recetó un consejo: 'Chama o barbeiro e cóntalle a broma que lle gastache para que se tranquilice de que non che pasou nada'.

Dedicado a Cantodarea.

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