Opinión

El CXX aniversario del Hospital

HACE VEINTE años el admirado, por su labor social y profesional, doctor pontevedrés Antonio Dias Lema, me hacía entrega de unos apuntes relacionados con el centenario del Hospital de Pontevedra para su publicación en el suplemento Diario del Domingo que por aquel entonces yo realizaba para este periódico. Ahora dos décadas después de la gentil donación retomo aquellas notas rememorando el 120 aniversario del histórico centro hospitalario de la provincia, que se cumplió exactamente el pasado día 14.

El nuevo Hospital de Pontevedra vendría a sustituir al antiguo y denominado Centro de Deus, del Corpus Christi y San Juan de Dios, en la rúa Real, continuación del que había fundado Doña Teresa Pérez Fiota en 1493. Con la desamortización de Mendizá- bal el edificio pasó a ser competencia municipal. El transcurrir de los años ponía de manifiesto su progresivo deterioro y la necesidad de una nueva construcción a tal punto que el Ayuntamiento capitalino acordaba en 1890, construir otro que lo sustituyese. El camino que se empezaba a andar hasta su consecución no sería fácil. Siete años tardó en recorrerse pues los buenos pasos dados por la comisión creada al efecto se encontrarían con serias y reiteradas dificultades, sobre todo las económicas, que impedían sacar adelante el proyecto con la premura requerida. Las primeras gestiones en busca de medios económicos se inician en noviembre de 1891, recurriendo a la Diputación Provincial que apoyaría la iniciativa con una ayuda de 100.000 pesetas, y en 1892 se comienzan a buscar terrenos donde ubicar la construcción (un solar de la antigua carretera de Orense, hoy calle Loureiro Crespo), y se elabora el proyecto a cargo del arquitecto León Domerq. En 1893 se sacan a subasta las obras que son adjudicadas al constructor Domingo Malvar en la cifra de 211.770 pesetas.

En tanto transcurren las obras en 1894 el Ayuntamiento acuerda nombrar director al médico del antiguo hospital y alcalde cesante, Angel Cobián Areal, encargándole la redacción de un nuevo reglamento hospitalario. Los trabajos seguían pero con dificultades económicas que hacían peligrar su terminación. La falta de recursos era tal que el ayuntamiento decide la venta del antiguo hospital que ya se encontraba en una situación de estado ruinoso, como lo declararía el arquitecto municipal y que años después ocuparía la ferretería de Saturnino Varela, tras comprar éste el solar por 14.668 pesetas. El derribo de aquel causó gran polémica en la prensa que por otro lado transmitía preocupantes las informaciones respecto a los problemas que impedían la terminación del nuevo edificio especulándose con que no se llegaría a inaugurar. Superadas las adversidades por el fin el 14 de diciembre de 1897, tras ser alojados los enfermos (89 en total) del viejo hospital se inaugura el nuevo con una plantilla formada por extraordinarios profesionales de la sanidad dirigidos por el médico Cobián Areal, además de tres monjas, un capellán y un administrador. En el futuro los doctores Castro Rial y Salón de la Hoz serían dos de los más renombrados regidores del Hospital Provincial.

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