Opinión

El día que Nolo confesó su crimen

ESTE LUNES se cumplen 35 años del día en el que Manuel Crespo Fernández, alias Nolo confesaba, ante la Policía, el asesinato de su novia, Rosa María Juncal, vecina de Bueu e hija de un conocido taxista de aquel concello. Nolo asumía que él había acabado con la vida de Rosa María desvelando el lugar donde la había enterrado –A Ponte de Guimeráns, cerca del río Loira, Seixo– concretamente en una finca propiedad de la familia.

Nolo Crespo tenía entonces 17 años y Rosa María 18. Ambos eran estudiantes del IFP de Chan do Monte de Mogor donde se habían conocido. El asesino en su declaración realizada el 4 de diciembre de 1982 (casi cuatro meses después de la desaparición de la joven) reconocía que "días antes de cometer el crimen su novia le había dicho que posiblemente estuviese embarazada" lo cual tomó muy mal "por el ridículo que supondría cuando sus amigos se enterasen de la noticia" y sobre todo "por cómo reaccionaría su madre", que según noticias "no tragaba a la chica". En su declaración Nolo retrocede al 29 de agosto y relata con todo detalle lo ocurrido aquel día en el que habiendo planificado previamente el asesinato invitó a cambiar los planes de ir a la playa por los de pasar la tarde al pie del río Loira. Una vez en el lugar y en un momento en el que Rosa María se inclinaba, según él le pidió para ver una trucha, le infiere varias cuchilladas en el cuello rematándola después a golpes, con unas piedras, en la cabeza. Tras comprobar que la había matado, la enterró en una fosa que previamente había cavado. Después se fue a jugar un partido de fútbol no mostrando en ningún momento signo alguno que evidenciara que acaba de cometer tan horrendo crimen. Transcurrido un mes de la desaparición de la joven, la familia y vecinos de la comarca de O Morrazo se inquietaban y preguntaban donde podría estar Rosa María. Pero las sospechas de haberla hecho desaparecer pronto recaerían sobre Nolo, su novio, que sería detenido por la Guardia Civil.

La declaración del asesino hizo posible la localización del cadáver. Realizada la autopsia revelaría que Rosa María no estaba embarazada y que había muerto tras recibir una cuchillada mortal en el cuello. Sus restos mortales recibirían sepultura en el cementerio de Cela (Bueu) en medio de un acto multitudinario. Días después se organiza una manifestación en la que toman parte más de 3.000 personas "que pretenden tomar la justicia por su mano" concentrándose ante el domicilio del homicida y una vez allí extienden a gritos la complicidad de la madre en el crimen e incluso del cura párroco lanzando piedras contra la casa y destrozando todo cuanto encontraban a su alcance. Nolo fue juzgado en la Audiencia de Pontevedra y condenado a veinte años de cárcel. Lo más destacable del juicio, la frialdad con la que declaró haber perpetrado el crimen.

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