Opinión

Faro do Tenlo, como recurso turístico

EL PLAN de la Xunta de Galicia para aprovechar como recurso turístico las típicas construcciones de los faros de la costa gallega incluye el Tenlo Chico en la isla de Tambo, según dio a conocer recientemente la directora de Turismo de Galicia, Nava Castro, a la dirección técnica de la Autoridad Portuaria del Puerto de Marín, organismo que tiene la tutela de la citada señal luminosa. De salir adelante con tal iniciativa se pondrían en valor los faros como ‘equipamientos de interés patrimonial y turístico’ y el proyecto comenzaría a dar sus frutos con el Xacobeo 2021. Con lo cual no cabe duda de que ello beneficiaría a Marín y Poio pues bien conocido es que la Isla de Tambo, lugar de su enclave, se encuentra situada en medio de la Ría de Pontevedra y entre ambos municipios.

La construcción del Faro de Tambo, como se le conoce popularmente, se aprobó en 1916 dentro del Plan General de Balizamiento de la Ría de Pontevedra, para que sirviera de enfilación a los barcos que navegan al puerto de Marín. Su construcción duró dos años y comenzó a ‘alumbrar’’ en 1922. A lo largo de los tiempos se le hicieron algunas mejoras. En 1955 fue dotado de una nueva óptica con quemador de acetileno, sistema que seria sustituido en los años ochenta por otro eléctrico y un nuevo equipo luminoso que emite tres destellos por cada ocho segundos con alcance de luz de once millas. La edificación tiene una altura cercana a veinte metros y está asentado en una elevación de 35 metros sobre el nivel del mar.

Disponer del Faro Tenlo Chico como atractivo y reclamo turístico conllevaría un flujo de visitantes a Marín interesados por visitar y conocer la isla de Tambo a los que se les podría ofertar visitas guiadas desde el puerto marinense, como las que actualmente se organizan, con acertada visión turística, desde Poio. Si bien el Faro en cuestión no tiene tras de sí más que la pequeña historia de su construcción si la tiene sin embargo la isla de su enclave con un atractivo fascinante.

Por ello que si hablamos del faro ¿por qué no hacerlo de su isla?. Ésta permanece cual señora de la ría entre la historia y la leyenda manteniendo vivo ese un atractivo rodeado de misterio que ha servido para el relato a innumerables historiadores, entre otros: el Padre Sarmiento quien decía “la isla recibe el nombre de Taambo, evolución de Thalavo (1105) y de Tanabo (1116) que era el nombre en uso hasta que en 1502 aparece por primera vez la denominación de Tambo”; Barros Silvela que sostiene la existencia de un documento del siglo XV en el que se afirma la existencia de un templo dedicado a Neptuno, dios de las mareas, sobre cuyos restos se construyó una ermita; Hipólito de Saa, que se refiere a la existencia de un santuario de culto al dios Tameóbrigo cristianizado por San Fructuoso...”

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