Opinión

Marín, y la ‘carpintería de ribeira’ (I)

Antes del inicio del siglo XIX el Puerto de Marín no contaba con ningun astillero donde poder construir o reparar barcos. Las diversas tipologías de embarcaciones que usaban los pescadores se hacían en las carpinterías de ribeira asentadas en su mayoría en las inmediaciones de las playas, las más importantes en las zonas de A Mouta y Tombo. Son muchos los marinenses que se profesionalizaron como carpinteiros de ribeira, auténticos artesanos en la construcción, reparación y mantenimiento de embarcaciones menores que como todos los demás, expandidos por la costa gallega, constituían una parte esencial de la cultura marinera. Con sus manos construían aquellas lanchas a remo o a vela que permitían a los pescadores faenar en el mar y a diario en busca del sustento del que dependían su vida y su familia. Hay quién califica a los carpinteiros de ribeira de “ingenieros del saber popular” o de “capital humano procedente de la ancestral transmisión familiar del oficio”.

Pero con la llegada, entre los siglos XIX y XX, de la industrialización de la pesca y la complejidad de las actividades marítimo-pesqueras -que constituyeron el motor de la revolución industrial en Galicia, con la consiguiente repercusión en Marín- los pescadores encargaban embarcaciones de mayor tamaño con lo cual, las carpinterías de ribeira se reconvierten en pequeños astilleros estables mejorando así sus condiciones de trabajo. Era curioso observar como deslizaban las embarcaciones hacia el mar sobre unos largueros de madera asentados en la playa.

En Marín los nombres más recordados, del tipo de astilleros a los que me vengo refiriendo, son los de Pirigallo en la Praia do Santo (Ardán) y el de Birbiricho, en Placeres-Lourizán. A estos seguirían, con la revolución industrial antes citada, otros de mayor dimensión dotados de talleres mecánicos, modernas instalaciones y varaderos, que atendían las demandas de los armadores para la construcción de barcos de madera y a vapor para pescar en el litoral. En el archivo del Concello de Marín figuran inscritos como constructores de buques los hermanos Antonio y Salvador Hermida (1912), José Villanueva, que conocimos como‘o astillero de Carregal (1919), Francisco de Santiago González (1919) famoso por la botadura del pailebot Leónidas Rodríguez para una empresa armadora asturiana; Tiburcio González y Cía (1921). M. Cendán recoge en su Historia de Marín la existencia de “un astillero en O Tombo con más de 300 obreros" atribuido al industrial catalán José Mª Bofill.

Con el paso del tiempo los carpinteiros de ribeira se fueron extinguiendo por lo que varias asociaciones culturales siguen en su empeño, iniciado hace años, de recuperar el noble y tradicional oficio a través de las Escolas Taller de Carpintería de Ribeira, muchas de ellas situadas en pueblos de la Galicia costera. Tal fue el caso de la que se abrió en el Puerto de Marín en 1990 cuya historia -que tiene su ‘aquel’- ya les anuncio para una próxima segunda entrega en esta sección.

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