Opinión

Marín, qué fue de los Gigantes y Cabezudos

LOS GIGANTES y Cabezudos son una tradición popular celebrada en muchas fiestas locales en las que niños y mayores disfrutan viendo danzar por las calles a la pareja de gigantes y a los enanos cabezudos. Son muchas las ciudades donde todavía se conserva esta tradición. En principio se sacaban estas figuras únicamente en el Corpus, pero luego se ha ido extendiendo a otras festividades.

Encontrándome yo presenciando la procesión de la Virgen Peregrina me llamó la atención la pregunta que un niño dirigía a su padre al paso de aquellas figuras de cartón piedra que abrían la comitiva bailando y saludando a la concurrencia infantil. "Papá, ¿por qué en Marín no hay cabezudos?". No conseguí saber que respuesta recibió el niño pero yo me marché con el propósito de traer a este espacio una breve historia de la existencia y desaparición de los Gigantes y Cabezudos de Marín.

Revisando la hemeroteca, ya en el siglo XIX en Marín los Gigantes y Cabezudos salían en todas las fiestas que celebraba la villa. "En 1911 un grupo formado por una pareja de gigantes de Marín y otra de cabezudos se presentó al concurso de Gigantes y Cabezudos de Pontevedra" (Diario de Pontevedra 18.08.1911). En un trabajo del historiador Julio González Montañés encontramos una referencia a como "la comparsa de gigantes y cabezudos y gaitas del país seguía formando parte del programa de fiestas de Marín entre los años 30 a los 50 del siglo pasado y como en 1949 el Ayuntamiento compra en Barcelona una pareja nueva de gigantes y un surtido de cabezudos que durarían hasta su desaparición, debido a su mal estado de conservación, a finales de los años 60".  Precisamente por este motivo en uno de los años comprendido entre el 79-83 me tocó encargarme de solicitarlos a Pontevedra para amenizar las fiestas del Carmen de cuya comisión yo era componente. Pero volviendo atrás, aún recuerdo al conserje municipal Pedro Brañas como encargado de sacarlos y organizarlos y no se me olvidan los Campanillas dos personajes que cargaban en sus hombros bailando con gran salero la pareja de gigantes.  No fue hasta los años 80 en que reaparecerían en Marín después de que con la Corporación Municipal (1983-87) el concejal entonces de Cultura (ya fallecido) Julio Bértolo propuso la compra de una pareja de gigantones (representación del rey y la reina) y un grupo de cabezudos. Después de haberse gastado una importante partida de dinero tan solo salieron aquel año y otro más para terminar depositados en la entrada trasera de la Casa Consistorial hasta que a alguien se le ocurrió la idea de llevarlos para el almacén municipal de la Sacoa donde murieron a causa de su abandono.

Jamás volvió Marín a disponer de Gigantes y Cabezudos. Ninguna de las Corporaciones Municipales habidas desde entonces se preocupó de recuperar una tradición -que yo me permito reivindicar- que sin embargo otros pueblos y ciudades muy importantes siguen manteniendo.

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