Opinión

Marín, las añoradas fábricas de conserva

A finales del siglo XIX llegan las conserveras a Marín destinadas a sustituir a las industrias del salazón implantadas por los fomentadores catalanes en el siglo XVIII de los que ya comenté en entrega anterior. ("Los fomentadores catalanes" DP 28.11.2016). Nos dice el profesor José María Leal en su historia sobre las conserveras gallegas que "es durante la Primera Guerra Mundial cuando llega una de las épocas doradas de la industria conservera gallega, pues las tropas en contienda precisan un menú frío y serán abastecidas con productos gallegos. Y, mientras la salazón empieza a decaer en toda España, en Galicia se registra una etapa de esplendor que todavía hoy recordamos. Etapa que continuará con la Guerra Civil - la salazón había quedado definitivamente como actividad residual- cuando, debido a las buenas capturas, se multiplica el número de fábricas". En Marín llegan a existir, entre salazón y conserva, más de veinte industrias. Su puesta en funcionamiento beneficia no solo al progreso de la villa marinense por la cantidad de empleos que genera -el personal estaba formado principalmente por mujeres por cuyas manos pasaba todo el proceso de manipulación- sino también a los pescadores pues con el aumento de la producción se provoca una mayor necesidad de capturas de sardinas y la utilización de artes de arrastre como la traiña, una red que en los primeros tiempos movían embarcaciones a remo, de más de trece metros de eslora y que contaban con una tripulación de veinticinco a treinta hombres.

En relación con la instalación de fábricas de conserva al pie de la Ría de Pontevedra la primera de la que nos da cuenta la historia es la que en el año 1883 se crea en el municipio de Bueu por el catalán Gaspar Massó Ferrer. Mientras que en Marín sería entre 1876-1940 (Marín en las tarjetas postales. Manuel Cendán Vilela) cuando aparece documentada la lista de industriales salazoneros y conserveros. De éstos destacamos las recordadas fábricas de: Angel Herrero García que pasaría después a ser Herrero Hermanos (Fábrica de Herrero entre la Avenida de Ourense y la hoy calle Concepción Arenal), José Riestra Blanco (Fábrica de Riestra), Luis Núñez Maestu (Fabrica de Maestu en el Inferniño), Valentina Alfageme; Dario y Olegario Martín Alfageme (Fábrica de Dario en la Avenida do Carballiño) Manuel González Chamadoira en la hoy calle Méndez Núñez...

Es a partir de la aparición de nuevos procesos de conservación de pescado, como el congelado, cuando estas fábricas fueron cerrando sus puertas de forma paulatina para convertirse en lugares muy apetecibles para el mercado inmobiliario. La última en desaparecer fue la de Herrero (se vendió en 1989) convertida posteriormente en el Centro Comercial Morrazo. De todas ellas nada no existe, ni siquiera ningún tipo de vestigios, excepto de la de Chamadoira en la calle hoy Méndez Núñez. Las desaparecidas e históricas fábricas de conserva son otra de las señas de identidad de Marín perdidas que solo sirven para el recuerdo.

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