Opinión

Marín, 'in memoriam' a Félix Polo

HAY PERSONAS en Marín que por su reconocida trayectoria personal y profesional se hacen inmortales en la memoria del pueblo con el que ha convivido y especialmente en la de todos cuantos les han admirado. Hoy traigo aquí a una de esas personas que por su afabilidad y buenahomía se ha hecho inolvidable. Me estoy refiriéndo al prestigioso odontólogo Félix Polo Salvador (1929- 1991), a quien hoy recordamos en el veinticinco aniversario de su fallecimiento acaecido el pasado 28 de febrero de 1991.

Zamorano de nacimiento y marinense de adopción "llegó a Galicia en 1959 para asistir a un encuentro de fútbol entre el RC Celta de Vigo y el UD Salamanca, ciudad ésta en la pernoctó durante sus años jóvenes estudiando medicina. Doctorado en odontología comienza a ejercer en Madrid y al poco tiempo viene a Galicia por recomendación de unos familiares para hacerse cargo de una clínica en Redondela. En 1962 obtiene plaza en la Casa del Mar de Marín y a su vez en la ENM. Un año después contrae matrimonio con Amalia Puig Solla con quien tiene seis hijos." (Semblanzas. Laureano Mayán).

Su integración en la sociedad marinense y su espíritu colaborador además de gran aficionado al fútbol y otros deportes le lleva a hacerse cargo del Marín, C. F., forma parte de la directiva de la SD de Caza y Pesca de Marín y se hace socio-cofundador del Real Club de Mar de Aguete. Era además un apasionado por los toros y tenía un gran sentido del humor.

Félix Polo falleció relativamente joven. Tenía 62 años cuando un derrame cerebral acabó con su vida. Durante los algo más de treinta años que llevaba en Marín demostró siempre su faceta dadivosa que ponía en práctica cada vez que alguien le demandaba ayuda, y si por algo se le recuerda es por virtud benefactora. Jamás, que yo sepa -y le traté de manera muy cercana- tenía malos modales o malas palabras con nadie. Siempre sonriente, afable, era todo altruismo ("de bolsillo abierto"), amabilidad, amigo de todos, y muchos eran los que presumían de ser sus amigos.

Pero si profunda fue la huella que dejó a nivel personal más profunda lo fue en el aspecto profesional. Su consulta, siempre llena, era como un muro de lamentaciones económicas. "Ya le pagaré" era la frase habitual de algunos de sus pacientes a la que siempre se rendía. No fueron pocas las ocasiones en que pasó por alto el cobro de honorarios conociendo la precariedad de algunas de las personas que acudían a él en busca de sus servicios odontológicos.

Veinticinco años después de su muerte quienes le hemos conocido en profundidad y hemos gozado de su trato personal seguimos recordando a Félix Polo como la persona que se entregó a Marín por entero desde el día en que pisó esta tierra. Nuestras condolencias de aniversario a su esposa Amalia y a sus hijos Amalia, Félix, Javier, Paula, Pablo y Beatriz.

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