Opinión

Marín, recordando al exalcalde Félix Massó

HACE VEINTICINCO AÑOS, concretamente el 30 de abril de 1990, fallecía Félix Massó Taboada, marinense de pro y singular personaje además de muy popular. Su gran personalidad y buen hacer dejó profunda huella entre las gentes de su tiempo y así hay que reconocerlo. Como alcalde (1957-1961) destacó por su sensibilidad ante los problemas de los ciudadanos y por su ayuda económica y personal ante cualquier calamidad humana. De su mandato destaca haber sido impulsor de la cesión de los terrenos para el instituto de bachillerato; repobló los montes municipales y autorizó la batida del raposo; dio especial realce a las fiestas convirtiéndolas en recurso turístico para Marín integrando en ellas el ‘Día de Orense’ y creó el Cuerpo de Policía Local formado por más de 30 agentes distribuidos jerárquicamente cual ejército: un jefe al frente, 1 sargento, 2 cabos y 29 números, dotándolo de uniformes y los medios precisos para el ejercicio del cargo. Y por si era poco se empeñó en dotar a Marín con la primera sección motorizada municipal algo que no existía en ningún otro municipio de la provincia.

A él se debe también la creación de la Asociación de Cultura y Arte Santa Cecina (hoy Ateneo) que cofundó con un grupo de marinenses con los que se reunía en la rebotica de su farmacia.

Existen curiosas anécdotas relacionadas con la personalidad de nuestro recordado que aún hoy se comentan. Una de ellas, la más histórica por la repercusión política que originó en su momento hace referencia al desplante que hizo al ministro de Marina de la época, Abárzuza y Oliva. En una de las visitas que éste hizo a la ENM con motivo de la festividad de la Patrona de la Armada, D. Félix envió a la recepción y en su lugar a su primer teniente de alcalde Luis Núñez Maestú, lo cual no gustó protocolariamente al ministro por lo que éste requirió la presencia del regidor municipal. Su ausencia se debía a que tenía que atender la farmacia pues su mancebo Anibal disfrutaba del día de permiso. Los ‘emisarios’ del ministro acudieron en su busca y una vez lo localizaron le trasladaron el requerimiento de que se presentase ante la máxima autoridad de la Marina, a lo que D. Félix contesto: “díganle al señor ministro que si quiere verme que venga él aquí, ya que yo no puedo abandonar la farmacia. Estoy de guardia”. Dicen que nuestro añorado alcalde se la tenía guardada al ministro porque éste en visita anterior no le había correspondido con el saludo que se debe entre autoridades. Otra anécdota que se recuerda es que cuando le fue comunicada la decisión gubernativa designándolo alcalde de Marín aceptó diciendo “yo nunca he vestido la camisa azul ni la seguiré vistiendo y de no ser así no podré aceptar el cargo” de tal forma que jamás visitó el obligado uniforme del Movimiento y la Falange asistiendo siempre a todas las ceremonias con ‘chaqué’.

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