EL GRAN premio de Abu Dabhi puso el punto final a la temporada 2015 de Fórmula 1 y fue precisamente en este GP, el más espectacular del año televisivamente hablando, en el que Fernando Alonso decidió descargar su ira acumulada durante este ejercicio. La falta de resultados, las desquiciantes decisiones que se toman en los despachos de este deporte y la falta de expectativas de que algo mejore de cara a 2016, hicieron que el asturiano dijese en alto lo que muchos piensan y callan. La Fórmula 1 está herida y acabarán con ella si quienes la rigen continúan pensando únicamente en el negocio de los derechos televisivos y en gestionar las carreras como si los circuitos fuesen la casa de Gran Hermano. Mientras tanto las gradas se quedan despobladas o, en el mejor de los casos, parcialmente ocupadas por los invitados con un pase VIP. Sin duda, hay campeonatos mucho más agradecidos con los aficionados y que están adelantando a la Fórmula 1 por la derecha. Fernando Alonso tiene toda la razón.
