Opinión

Un circuito para anuncios

LLAMAR GP de Europa a la carrera que se disputa en la capital asiática de Bakú, en Azerbaiyán, solo es un despropósito más entre los muchos a los que acostumbran los mandamases de la Fórmula 1. En una categoría en la que los comisarios investigan cada adelantamiento entre pilotos en aras de la seguridad, aunque ello suponga ir en contra de la propia esencia de lo que debe ser una competición, resulta curioso cómo no hay el menor pudor a la hora de homologar un circuito que, ni de lejos, reúne unas mínimas garantías para la integridad de los deportistas. El trazado de Bakú puede resultar muy exótico para rodar anuncios o para exhibiciones de monoplazas, pero dejar que 22 hombres se jueguen la vida en uno de los trazados más rápidos del campeonato y en el que no hay ningún tipo de escapatoria no solo es temerario, sino que vuelve a evidenciar, una vez más, que a los que rigen los destinos del campeonato no les importa anteponer el dinero al sentido común.

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