NADA SE puede decir en Fórmula 1 hasta que se baja la bandera a cuadros. En el inicio de temporada todo sonreía a Nico Rosberg, que parecía directo hacia su primer título mundial, pero un mes después el alemán solo ha sido capaz de conseguir 16 de los 75 puntos en juego. La sombra de Lewis Hamilton planea ya sobre el cogote de su compañero de equipo. Ayer, en el Gran Premio de Canadá, el inglés arriesgó en la salida y en el choque con Rosberg más de uno pensó en un fiasco similar al del GP de España. No fue así, en esa lucha psicológia Hamilton solo dio opción a un efímero liderato de Vettel, para vencer en una estratégica carrera en la que los neumáticos fueron decisivos. Ahora, con solo 9 puntos de ventaja, el piloto alemán debe saber administrar su ya escasa ventaja. Una guerra entre dos gallos en la que falta por saber si el arbitro, su propio equipo, sabrá ser imparcial. El Mundial parece que no se escapará del garaje de Mercedes, pero para saber a qué lado se irá aún queda mucho camino por recorrer.
