Opinión

¡Ágatha quiere que compostemos!

Ágatha Ruiz de la Prada
photo_camera Ágatha Ruiz de la Prada
Qué alegría es siempre repasar la revista ¡Hola! cuando llega a los quioscos. Alguna vez he pensado que deberían recetar su lectura en los servicios de atención primaria porque es tal la jarana y el despiporre que una encuentra en esas páginas que acaba sintiéndose como si se tomase medio Prozac. Me he llevado yo en ese ratito semanal que supone abrirla y hojearla algunas de las sorpresas (y alegrías) de mi vida. Y eso que Pontevedra, que es lo que a mí en principio (y en final) me interesa, sale poquito, que si llega a salir más...

Esta semana, por ejemplo, no sale. Pero creo que la ciudad se puede dar por aludida. La culpa es de Ágatha Ruiz de la Prada, esa diseñadora maravillosa que llena las pasarelas de colorines y que estuvo casada con un señor que lo fue todo en el periodismo de este país (Pedro J. Ramírez) y que hoy para ella es "el innombrable". El caso es que esta gran mujer sale hablando de su nueva vida y de su nueva pareja y, como siempre en esta revista, de que vive en un mundo happy flower donde las agujetas son de color de rosa. Hasta aquí todo normal. Pero es que resulta que el megarreportaje incluye un cuestionario con una serie de preguntas rápidas a la diseñadora. "-Alguna manía. -Limpiar.", por ejemplo. O "-Tu ópera favorita. - La traviata". Pero vayamos a la pregunta clave del cuestionario y a la respuesta que haría dar un respingo a César Mosquera. Lean con atención: "-Un sueño por cumplir. -Que el mundo entero se dedicase a hacer compost.". ¿Cómo se quedan? El sueño de Ágatha Ruiza de la Prada es el mismo que el de nuestro vicepresidente de la Deputación Provincial. ¿Quién lo iba a pensar? Esta respuesta me ha dejado con el culo igual de torcido que cuando al ‘popular’ Jacobo Moreira le preguntaron por su grupo de música favorito y contestó: "Siniestro Total".

¿Qué quieren? Me escandalizo fácilmente. En fin: Ágatha, vente para Pontevedra. Tenemos más de 20 composteros funcionando a todo tren. Y con previsión de seguir ampliando porque los ‘mestres composteiros’ no dan abasto. Pontevedra es tu ciudad soñada, querida.

Además, aquí te puedes encontrar con David Amor de vez en cuando, que siempre es una alegría. Yo me lo tropiezo a menudo por la calle Loureiro Crespo y algún que otro día en el supermercado. Lo malo es que una se despista al encontrárselo, así de cerca, y pasa lo que pasa, que te puedes estampar con una farola por seguirlo con la mirada o meter en el carrito cinco bolsas de patatas fritas con sabor a jamón cuando en realidad querías comprar aceitunas. Con todo: merece la pena. Yo soy de la opinión de Roberto Leal, el presentador de ‘Pasapalabra’, que el otro día saludó a David exactamente como a mí me gustaría hacerlo: "¡David Amor! ¿Cómo estás? Te veo estupendo. Estás divino. Estás para ponerte un piso".

Comentarios