Opinión

Alabanzas y datos curiosos

Luis Cortés Delgado. GONZALO GARCÍA
photo_camera Luis Cortés Delgado. GONZALO GARCÍA

Y ASÍ como si no hubiese existido el verano, volvió la lluvia, o los churrascos, como diría nuestro querido Diego Viaño, ¿se acuerdan verdad? Pues bien, este tiempo es muy nuestro y Galicia es bonita llueve, truene o haga sol y si no que se lo digan a Javier Mur, el pontevedrés de adopción en el que se han inspirado para la creación de la película Uno para todos. Su trabajo es admirado por muchos y entre ellos por el concelleiro del PP Guille Juncal, que quiso alabarle recientemente a través de Twitter y al que el profesor contestó con un bonito ‘Galicia y sus gentes tenéis mucho y muy bueno, y hay que cuidarlo’. Si es que quien sabe, sabe.

Quien también es ya un hijo adoptivo de nuestra tierra es el general jefe de la Brigada Galicia VII - Brilat, Luis Cortés, no es uno de los personajes que suela salir en estas páginas de sociedad, pero desde luego no se le debe culpar a él, sino a la austeridad y rigurosidad que exije estar en un cargo militar tan importante. Me voy a desmarcar de la norma para filtrar aquí algunos cotilleos que me llegan de primera mano después de que ayer por la mañana, este militar, acompañado de toda una representación del cuartel, acudiese a Ponte Caldelas a entregar un premio honorífico a Andrés Díaz, que ya saben que además de alcalde fue militar y que estuvo como casco azul en dos misiones de la Otan en Bosnia.

Luis Cortés hizo, por decir, así, honor a su apellido y demostró gran cortesía y empatía con el regidor y con los asistentes, que eran muy poquitos: solo los concejales, la pareja y los padres del alcalde. El general jefe no dejó de felicitar a los padres del regidor, por el orgullo que debe suponer que su hijo, alcalde y militar, recibiese este premio (distinción de caballero azor) y también, una vez acabado el acto y en un paréntesis antes de volve a la base, explicó que, aunque él es del Sur, no deja de sorprenderse con «la belleza de las tierras gallegas», empezando por la ciudad y siguiendo por sus localidades aledañas y «los rincones perdidos» que se encuentran los integrantes del cuartel en sus entrenamientos o en misiones como la Centinela, de custodia de los montes gallegos.

Díaz se excusó ante la representación militar, explicado que lo correcto hubiese sido ofrecer un pinchito a los asistentes, pero que todo ágape quedaba descartado por las circunstancias sanitarias. El responsable militar, ante esto, apostilló que "ya solo nos falta mojar la gorra en el vino", en referencia humorística a las restricciones actuales y a la tradición de mojar la boina del uniforme en agua, algo que al parecer se hace al estrenarla, para darle su característica forma. ¡No me digan que no es curioso!

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