Opinión

Y el alcalde de Vilagarcía dio la nota

Alberto Varela inaugura el Vilablues con un tema de JJ Cale mientras en el Pazo provincial se asfixian de calor
El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, tocando la guitarra. F. S.
photo_camera El alcalde de Vilagarcía, Alberto Varela, tocando la guitarra. F. S.

Normalmente a los políticos les gusta dar la nota. En el sentido figurado y en el literal. No me lo tomen a mal, que no tengo yo nada contra quienes representan nuestras ideas en partidos de toda índole y también en instituciones. En el caso de hoy, en este titular les hablo del alcalde de Vilagarcía de Arousa, Alberto Varela, y de su querencia por la música. Si no lo tienen claro todavía, fíjense en una de las imágenes a la derecha de este texto en la que aparece el regidor, instrumento en mano, inaugurando el Vilablues, un festival de este estilo musical que se celebra en la localidad.

Al alcalde, estar en una banda le sienta genial, no me digan que no le queda bien ese toque desenfadado, incluso gamberro, que se le pone a uno cuando se sube a un escenario con una banda de rock. Y, por qué no decirlo, qué guapo sale en la foto. Tenía que decirlo, espero que no se lo tome a mal, Alberto.

Varela inauguró el festival acompañado por el organizador del mismo, Gúmer, que sale junto a él en la fotografía. No es la primera vez que el alcalde se sube a un escenario, ya que en anteriores ediciones también se encargó de inaugurar el evento. Según dicen los presentes, se animó a tocar pero se bajó muy pronto del escenario, apenas estuvo dos minutos tocando una canción de JJ Cale. Hasta ahí su momento de gloria. Esperamos volver a verle pronto sobre las tablas.

A quien están deseando ver en la Deputación de Pontevedra no es a Alberto Varela precisamente (que también), sino al técnico del aire acondicionado. Los periodistas de la ciudad sufrieron ayer los efectos de que el Pazo Provincial esté sin mecanismos de refrigeración en pleno mes de julio. Carmela Silva se portó y fue breve en su rueda de prensa, pero aún así, me cuentan que los presentes no pudieron evitar sudar la gota gorda y hubo quien tuvo que improvisar un abanico con la libreta en la que tomaba apuntes. Es lo que tiene el verano, queridos lectores, que como en la playa no se está en ningún sitio. Ojalá las vacaciones lleguen pronto y luego tarden mucho en marcharse.