Por fin llegó el fin de semana, y ¡qué gustazo da respirar a sábado sabiendo que Pontevedra tiene ambiente festivo! ¡Cuánta gente se echa a la calle cuando se oye eso de fiesta! Y que no se pierda esa bonita costumbre, claro. este sábado, con Pontevedra vestida de fiesta con Os Maios, y el domingo, con el Día de la Madre, uno de las jornadas más familiares donde las haya para llenarnos de achuchones. Pero, hablando de mimos, la semana ha terminado con un buen lote de ellos, seguramente de los más especiales. Y eso que no han sido para mí.
Este viernes, como cada viernes, las instituciones públicas se llenaron de ruedas de prensa que atiborran de trabajo el fin de semana a mis compis. Pero una de ellas tuvo un toque especial. Fue la celebrada en el Concello de Pontevedra, que abrió con un homenaje especial a nuestro José Estévez, que se recupera de una pequeña dolencia. El portavoz del Partido Popular, Rafa Domínguez, quiso enviarle un cariño a nuestro compañero, mandándole un abrazo inmenso al que, por supuesto, nos sumamos todos nosotros.
José no ha parado de recibir ánimos en estos días; de hecho, el propio Rafa se puso en contacto con él de forma privada. Pero nunca está de más repetirlo, así que ese achuchón individual se ha convertido ya en un gigantesco abrazo colectivo de parte de todos, aunque por cosas de la pandemia, solo se lo podamos dar de manera testimonial.
Y puesta a comentar ya anécdotas ocurridas durante los actos de las administraciones, recuerdo un detalle en el Pleno del viernes de la Deputación que dio para echarse a reír, o a llorar, dependiendo de a quien le tocase.
Hubo jolgorio, pero quiero pensar que fue por eso de que el viernes pone el cuerpo en modo fin de semana y asegura la fiesta. Y como fiesta es justo lo que no hay, pues por algún lado tendrá que salir.
Allí hubo de todo. Desde la presidenta de la Deputación, Carmela Silva, llamando machirulo a un representante del PP por señalarle con el dedo, a unos cuantos abucheos a Cesáreo Mosquera por hablar sobre los desayunos de la popular Pepa Pardo. Una sorna que no sentó muy bien a la bancada del PP ni a la propia Pepa, que no quiso que nadie opinase sobre su vida privada. Y claro, hubo jaleo para rato. Después lograron calmarse, pero el espectáculo ya estaba servido.
Con todo esto, ¡cómo para no coger con ganas el fin de semana...!
Así que mis últimas líneas van a ir para todos los que os toque estar al pie del cañón el sábado, que seguro que el ambiente festivo os invade y empezáis el fin de semana con alegría. Por cierto, Orbil, la mascota del Salón do Libro, ¡ya se ha vacunado! Y a juzgar por su cara, todo ha ido genial.
