Opinión

Blanco y Touriñán y las luces de Nadal

Carlos Blanco y Xosé Antonio Touriñán. DP
photo_camera Carlos Blanco y Xosé Antonio Touriñán. DP

h ay que reírse. De todo. Es lo que siempre me dice un amigo cada vez que enciende la televisión y se ve un telediario. La risa está muy infravalorada y aquellos que no la practican y la entienden suelen estar amargados e infelices.

Ahora que se acerca la Navidad, y el espíritu del buenismo nos invade a todos –casi– por igual, es tiempo de volver a sacar a paseo nuestra sonrisa. Y si es para recibir las fiestas, mejor que mejor. Hablo de la risa porque estos días he comprobado que muchas agencias de viajes han utilizado como gancho publicitario la iluminación navideña de la ciudad de Vigo para atraer clientes. La urbe olívica ha destinado a este contrato más de 800.000 euros, siete veces más de lo que invertirá Pontevedra.

A mí me encanta la Navidad y sus luces. Y es posible que las de Vigo, como ha recordado su alcalde, Abel Caballero, en un antológico canutazo (que es el nombre que la prensa da a las declaraciones que realiza el político de turno y que generalmente se realizan de pie): las fiestas viguesas van a ser "top". Que tiemblen los regidores de Nueva York, París o Tokio...

Y a lo mejor tendrán que temblar, porque algunas agencias de viajes están poniendo el alumbrado de Vigo por las nubes... Y en sus carteles promocionales.

Es el caso de Viajes Zamoport, que ha organizado una excursión de Zamora a Galicia para visitar dos ciudades: Vigo y Pontevedra. El precio: 115 euros por persona. Y el objetivo: "Iluminación navideña". La expedición se hará el 8 y 9 de diciembre. Desde aquí, os damos la bienvenida. Y ya saben, gentes zamoranas, las comparaciones ya se sabe...

Siguiendo con la risa, he de contar un cotilleo de la noche del sábado. A mí me gusta salir, aunque es cierto que cuando el frío aprieta me pongo en modo sofá y no hay quién me despegue de la mantita.

Pero el sábado se me quitó el frío cuando vi a los actores Carlos Blanco y Xosé Antonio Touriñán en Pontevedra. Habían acabado su función en la ciudad, Somos Criminais, y decidieron salir a cenar y a tomar unas copas por la capital. Entre los locales que visitaron estaba el Ice Wolf (nombre apropiadísimo para la noche de un sábado de otoño-invierno). Allí se plantaron junto a un grupo de amigos y se lo pasaron pipa.

El establecimiento, que tiene una gran cristalera, le dio una alegría a más de uno y más de una. Al reconocer a ambas estrellas, muchos se quedaron ojipláticos. Tanto Blanco como Touriñán se mostraron muy cercanos con sus fans y con las personas que se acercaron a ellos para intercambiar unas palabras. Más majos que las pesetas.

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