Opinión

De vinos y alcaldes

Cata de viños en Poio.J.CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Cata de viños en Poio.J.CERVERA-MERCADILLO

Una, que además de periodista de sociedad es mujer curtida en mil batallitas (las llamó así porque son locales, pero la vida es una guerra de guerrillas y mis pequeñas luchas no desmerecen las de los grandes héroes), no sabe qué pensar o qué hacer en días como hoy, en los que parece de nuevo que nuestra realidad va a dar un giro de 180 grados al menor desliz. ¿Sigo animando a todo el mundo a salir?¿Me autoimpongo un toque de queda y una clausura monacal? Está siendo un verano extraño y difícil de clasificar y solo agradezco que, a pesar de los pesares, no falte una terraza o una cafetería en las que con orden y buen hacer se puedan intercambiar un par de frases y cotilleos para aliviar el alma con medidas de seguridad de la buena y sentidiño.

¿Saben, por ejemplo, el gusto que me dio ver, el jueves, el éxito de la cata de vinos en el Mosteiro de Poio? Esas personas en grupos reduccidos, la separación, las mascarillas, el aire libre, pero sobre todo las ganas de encontrar la felicidad en las pequeñas cosas y en lo más próximo. Tanto es así que hasta en las caras de los dos políticos que asistieron se notaba esa combinación de relajación e ilusión. Les hablo de Luciano Sobral, Nito, el alcalde, y de Pepe Luís Martínez Blanco, el edil de Festexos. Los dos participaron en grupos separados, pero demostraron gran interés por los datos que fue ofreciendo el enólogo Roberto Regal, conductor de la sesión. A Nito pocos días antes le había llamado a filas el prior del monasterio, el padre Arsenio Rodríguez, diciéndole que, como buen vecino (el Consistorio está a unos pasos, en la misma plaza), les debía una visita. El regidor no se hizo esperar, porque no es que se le vea muy de ir a misa, pero con lo de buen vecino cumple de sobra.

¡Sobre Martínez Blanco, qué les voy a decir! Parecía tan feliz a los pies del hórreo gigante de San Xoan con su copa de vino de Komokabras ( que es el nombre de un vino, ojo, no un insulto) que nada le hacía sombra.

Están los alcaldes pasando por tiempos duros. Unos, atendiendo a incendios, como Jorge Cubela en Cerdedo-Cotobade; otros resolviendo los desmadres de las velutinas, como Andrés Díaz, el de Ponte Caldelas, y otros, como María Ramallo en Marín, pensando qué hacer con las fiestas planeadas para estas fechas y la normativa cambiante de reuniones. Ramallo optó por suspender. Manuel Campos Velay, el de Cuntis, por emitir un bando diciendo que fiesta sí, pero todos firmes, y pidiendo que nadie se pase de la raya. Telmo Martín se lleva la palma con la lucha por mantener unas playas y un ocio nocturno seguros. No sé cómo llevará la semana.

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