Se imaginan ir a un acto 'de agenda' y acabar charlando, ni más ni menos que con Fernando Trueba? Pues eso es lo que le ha pasado a la presidenta de la Deputación, Carmela Silva, esta semana, en Madrid. En pleno acto de presentación de la nueva biografía de María Vinyals a cargo de Diego Piay, la presidenta se encontró con el director de Belle Époque (bueno, de Belle Époque, de La niña de tus ojos, de Two Much, de Sé infiel y no mires con quién y un largo etcétera). El caso es que nuestra presidenta provincial, ni corta ni perezosa, se acercó, libro en mano, a entregárselo al cineasta, no sé si con el deseo de que él le diese una lectura para sacar un guión de esta historia...
Es curioso que Silva comparta esta foto en su perfil oficial de Facebook, explicando su emoción por poder "sacar del silencio" a la marquesa de Ayerbe, y relatando "la magia de poder regalárselo a Trueba", como si lo segundo fuese la casualidad más casual del mundo, cuando la presentación se realizó en la librería La buena vida, que es todo un referente cultural en Madrid, y propiedad de Jesús Rodríguez Trueba, hermano de los dos cineastas, el ya citado Fernando, y David Trueba, que, por cierto, tiene una película titulada así: La buena vida.
En todo caso, mi mente calenturienta ya se está imaginando esa peli sobre la apodada marquesa roja y se me cae la baba solo de pensarlo. La magia de los Trueba la necesitamos siempre.
Hablando de películas, no quiero pensar en el título que llevaría un thriller protagonizado por Yoya Blanco. ¿A que no adivinan en dónde se hizo la socialista pontevedresa una foto con Batman? Pues sí, en Fitur. En esa misma feria de turismo en la que todos están promocionando a tope nuestra provincia.
Tres de los pocos diputados provinciales que se quedaron en tierra se reunieron esta semana en Cerdedo-Cotobade. Allí, con la noble misión de visitar unas obras de humanización y de ‘pisar el territorio’ se dieron cita el alcalde y portavoz provincial del PP, Jorge Cubela, con el diputado López Font y el diputado Gregorio Agís, los dos del PSOE. También había un montón de concejales del municipio fusionado y todos en amor y compañía realizaron un recorrido ‘de punta a punta’ de la nueva obra. Se quedaron tan contentos que Cubela decidió culminar el encuentro con un café. «¡Aceptamos!», respondió López Font entusiasmado, y, acto seguido, todos partieron disparados hacia uno de los cafés del centro de Carballedo. El secreto de ese sí apasionado no es lo bien que se caen los diputados -aunque me chivan que sí, que había muy buen rollito- sino que hacía tanto frío que se helaban las palabras en la garganta.
