Opinión

A falta de 'maios', nos queda el jazz

claraldan
photo_camera Enrique Vidal. DP

LOS AFICIONADOS A LA música sabrán que este jueves, como cada 30 de abril, se celebró el Día Internacional del Jazz. A mí, aunque que conste que no hacía falta, me lo recordó Juan José Esperón, presidente de la asociación de vecinos O Chedeiro de Cerponzóns y padre de nuestro súper bailarín y director de la escuela PonteBaile, Adrián Esperón. "O jazz rompe barreiras e crea oportunidades para a comprensión mutua e a tolerancia", me dijo en un correo en el que me adjuntó una fotografía de la Agrupación Celta-Jazz de Pontevedra de la que, me explicó, formó parte el trompetista Enrique Vidal, miembro de la Peña Os catro gatos, abuelo del compositor Enrique Alvite Vidal y bisabuelo de Adrián, además de trompetista del gran Antonio Machín. Está claro que Enrique Vidal era todo un referente en el mundo de la música en aquellos años y desde aquí va mi homenaje para él y para todos los músicos que en estos días tan extraños que estamos viviendo nos proporcionan tanto alivio.

Aunque en Pontevedra somos muy jazzísticos, si todavía queda alguien que no haya descubierto la magia de esta música, iníciense. Háganme caso. Hoy, cuando tendríamos que estar disfrutando de las coplas de los maios, puede ser un buen día.

La verdad es que siempre hay un motivo para disfrutar de la música, sobre todo ahora que la desescalada está en marcha. De hecho, ya hay quien lo está celebrando. Es el caso de la bodega Pazo Baión, que el lunes lanzará una campaña en redes sociales para regalar 100 packs de visitas entre sus seguidores.

Y hablando de celebraciones, el que no puede estar más feliz es Rafa Domínguez, que este jueves dio su primera rueda de prensa (telemática, eso sí) después de su recuperación. Cuánto echo de menos ver en directo a nuestros políticos, especialmente a miLores, pero, ahora sí, ya queda menos.

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