Opinión

Un general adaptado a los tiempos

Luis Cortés Delgado. GONZALO GARCÍA
photo_camera Luis Cortés Delgado. GONZALO GARCÍA

ES VERDAD que no soy muy amiga de acudir a los eventos militares, y ayer, en la celebración del Día de la Inmaculada, tampoco lo hice. Preferí aprovechar que abrían las tiendas para realizar algunas compras de cara a las navidades, que para regalar y regalar bien es preciso tener un poquito de tranquilidad, y eso solo se consigue el domingo. Pero a lo que iba. El puente que acabamos de pasar finalizó con un gran desfile en la Brilat, donde estuvieron, entre otras personalidades, la subdelegada del Gobierno, Maica Larriba, y la alcaldesa de Marín, María Ramallo. Ambas acompañaron al nuevo jefe de la Brilat, Luis Cortés, y de él es de quien quiero hablarles hoy.

Resulta que el viernes pasado, día de la Constitución, me invitaron a acudir a la Subdelegación del Gobierno para presenciar las entregas de las condecoraciones a unas cuantas personas que, por su esfuerzo y colaboración con los demás, se hicieron acreedoras de ello. No pensaba acudir, pero al final me animé. Allí compartí unos instantes con otros compañeros de la prensa, a los que se acercó un hombre de traje militar al que no conocía. Será nuevo, pensaba yo. Y así era. Me llamó la atención la cercanía con la que se relacionaba con todos, un trato que ya iba en esa misma línea con su antecesor en el cargo, según me cuentan, pero que me llamó la atención. ¡Los militares ya no son como los de antes! Mejor así.

En ese mismo evento pudimos ver a muchos de nuestros políticos favoritos. Repitieron Larriba y Ramallo, pero allí estuvieron acompañadas de otros rostros conocidos como el de la diputada Pilar Rojo o el alcalde de Ponte Caldelas, Andrés Díaz, que presenciaron un evento en el que sorprendió otra cosa: el himno gallego sonó al completo (más de tres minutos) mientras que del Nacional se escucharon unos 30 segundos, aunque es verdad que se hace repetitivo. Fue un detalle comentado en los corrillos posteriores al acto.

No puedo dejar el puente sin hablar de la ciudad de Vigo y sus luces. Confieso que al principio era escéptica en cuanto a las propuestas de Abel Caballero. Sin embargo, tras de haberme paseado por el centro de la ciudad olívica tengo que decir que el ambiente es increíble, fruto de un trabajo bien pensado y con el objetivo de dinamizar al máximo todos los barrios a través de la atracción de turistas y visitantes, que, como yo, se quedan sorprendidos con lo que ven. Por cierto, que sepan que ya me han comentado que en Pontevedra, si bien el árbol de A Ferrería es mucho más bonito que el de otros años, el ambiente se ve como más desangelado. Y es que parece ser que el fin de semana algunos vecinos ya se han quejado de que algunas luces no funcionan.

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