Esta Semana Santa me he cargado de energía hasta los topes. A pesar de que mis queridos compañeros de las cofradías no pudieron sacar sus tradicionales pasos por la ciudad por motivos que no voy a recordar aquí, lo cierto es que las tardes de sol me permitieron hacer acopio de vitamina D, así como empezar a coger un tono de piel más acorde con la época del año en la que estamos. ¡Ya nos tocaba!
Además de la presencia de Lorenzo, siempre agradable, este fin de semana me sirvió para, después de mucho tiempo, empezar a confiar en que una «normalidad» puede estar cada vez más cerca. Escuchando a Fernando Simón, primero (es uno de mis preferidos aunque ya sé que tiene muchos detractores) y la ministra Darias, después, parece que ya no hablan tanto de la dureza de la cuarta ola como la llegada, de una vez por todas, de millones de vacunas a lo largo del mes de abril que acabamos de empezar. Lo cierto es que aún no podemos decir que hayamos salido de esto, pero la verdad es que empiezo a sentir cerca el final de esta pesadilla. Los mayores de 80 años ya están casi todos inmunizados, lo mismo que los trabajadores que iré la primera, como hizo nuestro compañero Antón Losada, pero prefiero que inoculen las vacunas a los que tienen un mayor riesgo, nuestros mayores. A un ritmo superior que parece que tomaremos a partir de esta misma semana, espero que eso de ponerse mascarilla en la playa no sea más que un mal sueño. No duden de que no será más que eso.
Y hablando de playa y sol, no me puedo olvidar de que este lunes leí en el Twitter oficial del Real Club Celta de Vigo una felicitación escrita por una de mis alcaldesas preferidas, la marinense María Ramallo. La máxima responsable del concello con las mejores playas de la comarca, con permiso de Poio, felicitó a su convecino Hugo Mallo, futbolista del equipo de la ciudad olívica, por alcanzar una estadística de gran valor, pues igualó al mítico Atilano en partidos disputados con la camiseta celtiña. 392 partidos son muchos partidos, según me dicen mis compañeros de la sección de Deportes, siempre bien informados en lo suyo. Hugo Mallo es un asiduo a la ciudad de Pontevedra, a la que en ocasiones acude junto a compañeros de equipo como el internacional sub-21 Fran Beltrán. Ambos aprovechan sus horas de ocio para disfrutar de las carnes del asador A Granxa do Costado, según me consta a través de algunas de mis fuentes más fiables. Porque la Boa Vila no solo da de beber a quien pasa, sino que ¡también le alimenta!
