Opinión

La perimavera, la salud altera

Si es que no se puede. Por la mañana, frío, después el calor del mediodía, a la tarde, el tórrido sol haciéndonos sudar y a la noche, vuelta al aire frío del invierno. ¡Quién no va a acabar con un catarrazo del quince con este tiempo! Yo ya les digo, entre pañuelos, jarabes para la tos y bufandas de entretiempo, no  gano  para  modelitos.  Pero bueno, no me voy a quejar, que peor les ha ido a dos de nuestros queridos políticos. Desde aquí, les mando un besazo a Miguel Anxo Fernández Lores y a Ángel Moldes. Si es que, señores, la edad se nos empieza a notar y los achaques se hacen cada vez más cuesta arriba y nos meten de lleno en la sala de un hospital. Pero los de aquí somos de cuerpo fuerte y por eso me alegro tanto de que ya se hayan puesto como dos rosas en primavera.

Los hay que son más jóvenes y lozanos y en vez de pasarse este tiempo meteorológico rezándole a la Virgen y a todos los Santos para no cogerse un resfriado de aquí te espero, se tiran en manada a las playas y a las terrazas. Si puede ser con la piel al viento, mejor. Yo cada vez que veo a la gente en manga corta y con el cuello desnudo, no puedo evitar tener un impulso de ir corrieno hacia donde están como una madre preocupada y empezar a rodearles la nuca con una bufanda y ponerles sobre los hombros la chaquetita que cuelga desconsolada en el respaldo de la silla.

Dicho esto, aclararles que siempre reprimo mi impulso protector y me mantengo al margen de las posibilidades de contraer una gripe de los que me rodean.

De lo que no me voy a reprimir es de mandarle un abrazo enorme a Itziar, la secretaria de Alcaldía del Concello de Marín, que tiene una pierna medio escaldada y por eso ha abandonado el fuerte temporalmente. ¡Cómo se te echa de menos por la Avenida de Ourense, Itziar! Vuelve cuanto antes.

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