Opinión

Los dedos de Mariano Rajoy

Mariano Rajoy y su mano lesionada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO
photo_camera Mariano Rajoy y su mano lesionada. JAVIER CERVERA-MERCADILLO

NADIE ESTÁ libre de sufrir un percance, ni siquiera estando de vacaciones y sin el trajín del trabajo diario. ¿Por qué lo digo? Porque ni siquiera el mismísimo presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que aprovechó la Semana Santa para disfrutar de unos días de descanso en la comarca de O Salnés, pudo evitar un pequeño accidente.

Rajoy, que este lunes inspeccionó el estado de las obras del primer tramo de la futura circunvalación de Pontevedra, apareció con dos dedos de su mano derecha vendados, un signo inequívoco de que había sufrido una lesión. Los periodistas no tardaron en preguntarle al popular por la causa del incidente por el que tuvo que inmovilizar los dedos meñique y anular.

"No se lo diga a nadie. Me lo di yo solo", explicó Rajoy, que de forma implícita dejó entrever que se había dado un golpe en lo que se presume un accidente doméstico. En todo caso, el presidente no dio más pistas sobre qué fue exactamente lo que le ocurrió pero que no parece grave. Estoy convencida de que dentro de unos días le volveremos a ver sin el vendaje y ya recuperado del traumatismo que no le impidió en Semana Santa efectuar su caminata diaria por la Ruta da pedra e da auga, acompañado de José Benito Suárez.

Por cierto, muy cerca del lugar al que se desplazó Rajoy para observar los trabajos de la futura circunvalación se celebró la romería de San Cibrán, el santo al que recurren los devotos que le piden que les cure el mal de ojo y les espante el meigallo. Me da mucha pena ver que esta tradición está en declive. Espero que el próximo año los vecinos de Tomeza decidan crear una comisión de fiestas que se encargue de elaborar una completa programación de actos. Creo que bien vale la pena un esfuerzo para mantener viva una romería única que se distingue por arrojar piedras sobre el tejado de una capilla. ¡Ojalá!

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