Opinión

Los orígenes del albariño

Entre aquellos a los que además de disfrutar de una copa de albariño también les gusta estudiar su historia, el origen de este vino no es un caso cerrado, y así pudieron comprobarlo quienes asistieron al curso denominado La arqueología del vino, celebrado durante los días 5 y 6 en Portas, organizado por la Universidad Española de Educación a Distancia.

Esta controvertida cuestión fue planteada por Braulio Mondragón durante la visita a la lagareta de piedra situada en una ladera del monte de Lantaño, que tiene capacidad para unos 20 litros y dispone de dos canales por los que salía el mosto una vez pisada la uva. Su construcción está fechada en la Edad Media y se encuentra en un enclave donde una serie de topónimos (Bacelo. Baceiro o Baceliño) indican que fue una zona de producción vitivinícola.

En la misma dirección apuntan otros, como Viña do Monte o Viña Nova, recordó Mondragón, además de subrayar que en un lugar cercano, llamado Paraíso, hay referencias de la presencia de los monjes cistercienses en 1165, recogidas por Álvaro Cunqueiro e Hipólito de Sa, que pudieron haber sido los artífices de las primeras plantaciones.

Al margen del debate que suscita, lo cierto es que este ciclo resultó muy interesante porque contó con la participación de auténticos especialistas en la materia, como la doctora en Historia y responsable del Museo do Viño de Cambados, Rocío Acha.

También expuso su disertación el arqueólogo Adolfo Fernández, al igual que Luis Padín, que preside la Asociación de Similleres de Galicia y es el autor de varios libros, y lo hicieron en las instalaciones de la Uned. Como no podía ser de otra manera, finalizó con las visitas realizadas a varias bodegas del municipio de Portas. El responsable de la organización del evento fue Alfonso Vázquez.

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