Opinión

Plenos, bodas... elegancia al poder

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Menuda jornada frenética la de ayer. Como les conté el día anterior, tenía pensado ir a un montón de plenos para ponerles cara a los nuevos concejales e ir familiarizándome con ellos, pero me fue imposible. Ya solo con el jaleo que hubo en el de Pontevedra, se me saturó la agenda. Así que tuve que echar mano de mis queridísimas palomas mensajeras para que me pusieran al día de todo lo ocurrido. Que no fue poco. Ya les aviso de que tengo para varias entregas.

Además de las anécdotas del voto en blanco de Pilar Comesaña (anda que como anduviese justa la mayoría absoluta de ‘miLores’, iba a ser fino el desliz) en Pontevedra y la Sergio Pereira en Poio, que casi desmonta la urna con sus hercúleos brazos -ambas perfectamente contadas por mis compis en sus crónicas-, debo reconocer que me llamó la atención (muy gratamente) la elegancia de la que hicieron gala la mayoría de los cargos públicos. Y digo la mayoría, porque siempre hay algunos y algunas que no consideran estos actos lo suficientemente solemnes como para mejorar su atuendo. Vamos, que se visten igual para ir a una boda o un pleno de investidura que para dar un paseo por el parque. Actitud muy respetable, sin duda, pero yo soy de las que piensan que hay momentos especiales que merecen algo especial.

Y si no fíjesen en ‘miLores’. Creo que solo se pone la corbata en recepciones oficiales y en plenos de investidura y ayer estaba como un pincel, inmaculado con su traje oscuro y su corbata granate (¿tal vez un guiño al Pontevedra de sus amores?).

Otro que estaba especialmente elegante era el ‘popular’ caldense José Acha, aunque, según reconoció, no era solo por recoger la medalla de concejal, sino porque después tenía una boda y ya empalmaba un acto con otro.

Algo parecido le pasó al nuevo alcalde de Vilaboa, Francisco Costa, aunque en vez de invitado fue oficiante. Nada más tomar posesión del bastón de mando, ya casó a su primera pareja. Eso es debutar a lo grande.

Por cierto, hablando de bodas. ¿A que no saben quién estaba ayer entre los invitados a un copete por todo lo alto? Pues ni más ni menos que nuestro ex presidente del Gobierno Mariano Rajoy, puesto que su esposa, Viri Fernández, es íntima amiga de la familia de la novia, que regenta una conocida farmacia de la ciudad. Otro conocido rostro político que acudió a la iglesia de San Francisco, donde se ceremonió el enlace, fue el de Ana Pastor.

Y para terminar con esto de las bodas, mi más sincera enhorabuena a Iago Aspas, que ayer pasó por el altar junto a su pareja Jenni Rueda en un lugar misterioso hasta última hora. ¡Vivan los novios!

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