Opinión

Un regalazo para Tino Fernández

La gran familia socialista está a punto de emocionarme. Ese abrazo de Tino Fernández, oficialmente ya candidato a la Alcaldía, con su anciana madre, ese ramo de rosas rojas que sostiene Maica Larriba mientras contempla la emotiva escena, ese color rojo imprescindible en los atuendos de muchos -y muchas- asistentes... La presentación de Tino dio mucho de sí, aunque uno de los momentos más destacados, y que se lo cuento yo ahora porque no puede quedar fuera de las crónicas, lo protagonizó David Regades.

El secretario provincial del PSdeG-PSOE quiso hacerle un regalo a Tino en su intervención, un ejemplo más del ambiente cordial y de gran familia que se vivió el viernes en la sala de conferencias de Afundación, nada que ver con la ensalada de bofetadas -metafóricamente hablando, por supuesto- que protagonizaban los socialistas de la provincia hace no tantas lunas.

El caso es que Regades dijo que iba a hacer una excepción para terminar su discurso con unos versos. Para ello eligió el poema de Mario Benedetti La gente que me gusta. Pasó que tanto le gusta Tino que le dedicó este regalazo y aunque los asistentes pensaron que iba a leer apenas unos versos, Regades se emocionó y alguno pensó que estaba leyendo un libro entero. El poema, por si no lo conocen, dice que "me gusta la gente que vibra, que no hay que empujarla, que no hay que decirle que haga las cosas, sino que sabe lo que hay que hacer y que lo hace. La gente que cultiva sus sueños hasta que esos sueños se apoderan de su propia realidad. Me gusta la gente con capacidad para asumir las consecuencias de sus acciones, la gente que arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño...", entre otras cosas bonitas.

LA NOCHE. Tino tiene amigos, está claro, por eso no le costó nada llenar la sala de Afundación hasta el punto de que el personal de seguridad tuvo que cerrar el paso a algunos militantes que llegaron con el tiempo justísimo cuando la sala ya estaba de bote en bote. Menos mal que el protagonista tuvo a bien avisarle al hombre de seguridad que se fijase bien y no fuera a prohibir el paso a Gonzalo Caballero, que todavía no había hecho acto de presencia. Menos mal, porque igual -y esto es una apreciación mía- no es tan famoso como su tío Abel y quien sabe si el buen hombre lo hubiese reconocido.

Termino mandando un saludo a Bea Rosendo, portavoz del PP de Vilaboa, quien en el pasado viernes coincidió con varios compañeros de este periódico disfrutando de la noche pontevedresa en un local de copas. Una servidora no, que ya no está para estos trotes.

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