LA MINISTRA de Defensa en funciones, Margarita Robles, visitó este lunes las instalaciones de la Escuela Naval donde los alumnos se preparan para formar parte de la Armada. Y los estudiantes la recibieron con los brazos abiertos e incluso le hicieron un tour a de lo más completo y llevaron a la señora ministra por diferentes edificios y aulas. Y menos mal que no llevaba unos tacones muy altos, porque sino a ver quién aguanta ese tute.
Robles conoció de primera mano el planetario y el simulador de navegación y, según me han contado, no le hizo precisamente gracia. Al parecer la ministra estuvo jurando y perjurando a sus acompañantes que el simulador se movía. Y es que yo, que lo he visitado de primera mano, os puedo decir que quien entra allí sale con un mareo digno del mismo Saltamontes, aunque sea una ilusión óptica provocada por los proyectores, os aseguro que parece muy muy realista.
La verdad es que los alumnos tienen mucho mérito y la señora ministra también, por qué no, que allí aguantó como buena profesional durante un buen rato. Además siempre preocupándose por todos, se la oyó preguntar a unos alumnos que estaban realizando prácticas en una barca, que qué tal se encontraban. Normal, si es que encima es compasiva, con la lluvia y el viento que hacía que la obligaron a ella misma a recogerse el pelo en una coleta... Pues normal que sienta penita de los jovenzuelos.
Que por cierto, hablando de los tacones altos me vino a la cabeza nuestra queridísima alcaldesa de Marín, María Ramallo, que últimamente no descansa de tantas comilonas y demás. Y siempre con taconazos. ¡No saben como la envidio! Si es que yo me subo a unos y me caigo a la media hora. Bueno, envidio los taconazos y las comilonas, para que nos vamos a engañar. Y es que después de disfrutar del gran magosto-mitin en Lalín el sábado, el lunes volvió a reunirse con el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, con quién desayunó a lo grande. ¡Así da gusto! Lo principal es alimentarse bien para coger fuerzas para todo el día, ¡claro que sí!
Cambiando un poco de tema, tanto felicitar a las bandas de Vilaboa y Caldas durante estos días que me he vuelto a olvidar de otra agrupación que merece un gran reconocimiento... ¡qué cabeza la mía! Si es que con tantos reconocimientos no doy abasto! Y es que la banda lalinense de Vilatuxe obtuvo el domingo el segundo premio en el Certamen Galego de Bandas celebrado en el Auditorio de Galicia en Santiago de Compostela. Pero este galardón no llegó solo, y es que su batuta, Víctor Vilariño, fue elegido el mejor director. ¡Muchísimas felicidades!
