Opinión

Siempre habrá un cocido para Xabi

Xabier Fortes. ADP
photo_camera Xabier Fortes. ADP

El coronavirus covid-19 podrá ganar algunas batallas pero perderá la guerra. Este sábado, Lalín debería ser un ir y venir de miles de visitantes, de actuaciones musicales, lectura de pregón y banquete alrededor del cocido, la comida que identifica este país. Pero tanto su alcalde, José Crespo, como todos aquellos que no se resignaron ante la suspensión del banquete multitudinario tuvieron que hacerle justicia en sus casas, a la espera de los nuevos tiempos.

En esta tesitura conviene apelar al optimismo, y ahí está el ejemplo de Xabier Fortes. Quien fue pregonero en esta fiesta, y también en otra que no se celebrará este año, la del Lacón con Grelos de Cuntis, es de los que se metió el sábado uno entre pecho y espalda, acompañado con un vino mencía. De este modo, se sumó a la corriente para salvaguardar el significado de la fecha y, paralelamente, festejó su cumpleaños.

Y van 55 años, por lo que Xabier asume que no podrá ponerse la vacuna elaborada por el laboratorio Astra Zeneca, que no deja de ser una cuestión secundaria para un chicarrón que posee la genética de los habitantes de Caroi.

Tres más, 58, son los que cumplió el sábado el vilagarciano José Luis Teófilo Piñeiro, un creativo editor que siempre reivindica dos valores: su procedencia, nació en el seno de una familia de Vilaxoán que salió adelante con la venta de pescado, y la apuesta por la belleza y la elegancia a la hora de elaborar los libros que salen de su empresa.

Son varios cientos los que están en el mercado y este marchado diferenciador es su principal característica desde siempre, que cobra cada día más importancia ante la apuesta pro el libro electrónico y otros soportes digitales. Con la imprescindible colaboración de su esposa, Maruxa, Teófilo Edicións se mantiene fiel al papel, el sucesor de pergamino y del papiro, para seguir divulgando el conocimiento.

Claro que para felicitación, la que se merece Dositeo Valiñas, porque el párroco de Ribadumia y Leiro (nacido en Vilarchán-Cerdedo) cumplió 100 años, de los que 76 transcurrieron en este municipio. Su vida diaria tampoco cambió por esta anomástica porque ofició dos misas de nuevo.

Energía no le falta para apagar las velas, -y tampoco para leer, como pone de manifiesto su amplia biblioteca que está al servicio de quien quiera usarla- pero la presencia del virus no le permitió celebrar tan emblemática edad rodeado de sus vecinos, como sucedió en años anteriores.

Algo más joven que el párroco de Ribadumia es Xes, el hijo de la teniente de alcalde y concelleira de Pontevedra Anabel Gulías Torreiro y de Anxo Guerra, que cumplió seis meses. Medio año de felicidad para los tres. Nunca durmieron tan contentos los dos.

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