CON TODO lo que les tengo que contar, me viene a la mente esa pegadiza canción de Sidecars a la que hace alusión el título de más arriba. De admiración va hoy la cosa. La primera, por mi parte, dirigida al trabajo que realiza y ha realizado el bailarín y director de la escuela PonteBaile, Adrián Esperón, que está estos días de enhorabuena, no por mis humildes elogios, sino porque su esfuerzo ha sido puesto en valor por el mismísimo presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
El socialista le ha enviado una carta para hacerle llegar su felicitación por su "carrera jalonada de esfuerzo y de éxitos", una vez que el bailarín se ha retirado de la competición. Unas palabras que el propio Esperón ha reconocido a través de las redes sociales que son "una satisfacción". Contentísima también me he quedado yo este miércoles al saber que sumo un nuevo seguidor declarado de mis artículos: el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, al que desde aquí, cómo no, le mando un saludo. Me dicen que aún recuerda aquel día en el que hice referencia a lo "ufano" que iba con una corbata que resulta que era de su cuñado. Han sido muchas las anécdotas en torno a este político lalinense que les he venido relatando. Una de las últimas, que yo recuerde, cuando en una visita al colegio de Carballedo reconoció que lo que más le gustaba de la escuela eran los recreos y los bocadillos de tortilla. Si, yo también me declaro muy fan de esto último.
El que, por cierto, podría verse envuelto en el fenómeno fan es Abel Barandela, pintor afincado en Sanxenxo conocido por utilizar vino de Barrantes en sus lienzos, pues está haciendo sus pinitos como actor. Es uno de los extras que participa en la serie Vivir sin Permiso, que protagoniza José Coranado y que ha rodado escenas en lugares de la localidad sanxenxina como el polígono de Nantes.
