Opinión

El efecto Zidane

ZidaneESTAS SEMANAS estamos asistiendo al nacimiento de una nueva criatura futbolística. El Madrid de Zinedine Zidane está en boca de todos y el traspié de la primera parte del Villamarín ante el Betis no parece empañar el triunfal debut del francés como entrenador del club merengue. El optimismo desatado en la capital, todo hay que decirlo, está bastante justificado.


Con el cadáver del ‘mártir’ Benítez todavía echando humo los propios jugadores blancos han sido los encargados de asestar las últimas puñaladas al cuerpo de su antiguo jefe, ya de por sí castigado por los dardos dirigidos desde la prensa mesetaria. A esta lamentable ejecución pública se ha sumado incluso el propio Zidane, que demuestra su pleno acoplamiento a la sociedad española empleando con maestría la vieja treta de nuestra política de echarle la culpa a la herencia recibida. Todo lo bueno que venga es gracias a ti y en cambio no podrán echarte la culpa de lo malo. Bien jugado ZZ.

 Zidane demuestra su pleno acoplamiento a la sociedad española empleando con maestría la vieja treta de nuestra política de echarle la culpa a la ‘herencia’ recibida


Para empezar nadie mejora a un equipo tácticamente en apenas unas semanas. Puedes cambiarlo, modificarlo o deformarlo a tu antojo pero hasta que esos cambios se trabajen y se asimilen lo ‘único’ que se puede apreciar es la intención, que no es poco.


Si algo está demostrando el nuevo Madrid de Zidane es que sabe a lo que juega, o mejor dicho, sabe a lo que quiere jugar. A Benítez siempre se le echó en falta que dotase al equipo de una identidad propia. Demasiado juego directo para el club de la elaboración, demasiada elaboración para el club del juego directo. Además el experimento con Casemiro para conseguir un acuerdo entre lo que él quería y lo que querían sus jugadores demostró estar vacío de sentido. Benítez había navegado demasiado tiempo entre dos aceras, y como suele suceder en estos casos, acabó atropellado.Zidane y Florentino Pérez


Como decíamos, con Zidane el Madrid sí que sabe lo que hace. Desde el primer día le dio la manija del centro del campo a Modric, reforzó la importancia de Kroos para que volviera a ser ese mediocentro posicional que tanto necesita el equipo -aunque sus características no casen excesivamente bien con este rol-, y por primera vez desde que Isco aterrizó en Chamartín, alguien le dio la continuidad imprescindible para que se sienta relevante en el campo. Todo ello para mejorar la relación de su equipo con el balón. La pelota al ‘piso’, que diría el otro.


Y es que el público del Santiago Bernabéu es muy exquisito. Quiere que su equipo derroche esfuerzos, raza y épica -"Once Juanitos, queremos once Juanitos", ¿recuerdan?- pero a la vez que sepa rasear el balón y hacerlo volar de pie en pie sin que el rival pueda ni siquiera olerlo. Bravura sí, pero con finura. Algo así como finiquitar una lujuriosa noche de sexo desbocado con un tierno beso en la frente y un sincero "te quiero".

 El Bernabéu reclama bravura sí, pero con finura. Algo así como finiquitar una lujuriosa noche de sexo desbocado con un tierno beso en la frente y un sincero "te quiero"


Y en esas anda Zizou. En primer lugar parece haber prohibido a los centrales que tengan relación con otros jugadores que no sean los centrocampistas. La sinergia entre defensas y mediocampo no fue algo que caracterizara la anterior etapa precisamente, y Zidane ha cambiado esto desde el primer día. El galo sabe que sin pausa y paciencia en la zona de elaboración el equipo tenderá siempre a hacerse largo y hará de cada pérdida de balón un contragolpe peligroso hacia la portería de Keylor Navas, por lo que le está dando una relevancia capital a ese primer pase filtrado por el carril central.


En segundo lugar el papel de los laterales ha sufrido un pequeño ajuste. Con Benítez los laterales siempre tuvieron bastante libertad para incorporarse en ataque, algo que Zidane está manteniendo para que los volantes como Isco, James o incluso Cristiano y Bale, puedan acceder a las pasillos centrales con mayores espacios. La diferencia radica aquí en que tanto Marcelo como Danilo y Carvajal -los más utilizados por ambos entrenadores- han pasado de un rol más clásico de llegada a línea de fondo y centro a uno más asociativo.


El último aspecto táctico relevante radica en el comportamiento del equipo sin el balón. A falta de ver cómo responderá ante un rival especialmente punzante en sus transiciones ofensivas, el Madrid por el momento ha demostrado una gran mejoría en defensa. El equipo es más compacto -fruto en buena parte de su mejoría en la circulación del balón- y su repliegue en 4-4-2, incluso en el tiempo que estuvo Bale en el campo, parece más sólido que el anterior sistema en donde solo defendían 7 jugadores más el portero.


 Teniendo en cuenta que el fútbol se juega más con la cabeza que con los pies, el aspecto más importante que ha traído Zidane ha sido el de la ‘ilusión’


Como podemos apreciar las novedades tácticas existen pero basar en ellas la clara mejoría del grupo sería muy imprudente. Teniendo en cuenta que el fútbol se juega más con la cabeza que con los pies, el aspecto más importante que ha traído Zidane ha sido el de la 'ilusión'. Todos reman ahora en la misma dirección y eso se nota. La sintonía entre el cuarteto directiva-plantilla-entrenador-afición es total y esto suele ser el caldo de cultivo de grandes cosas.


Todavía nos queda mucho por ver de este Madrid de Zidane y un servidor, como casi todos, está esperando a que mida sus fuerzas con un rival de alcurnia para crear una opinión más acertada sobre el equipo.


Hasta ahora el Real Madrid ha mejorado, pero solo en intención, y por desgracia el mundo del fútbol es más cruel que nuestra profesora de parvulitos que nos enseñó aquello de que "la intención es lo que cuenta". De momento las sensaciones son muy buenas, pero el trabajo que tiene Zidane por delante es mucho más complejo que decirle a tus jugadores "ahora no podéis dar pelotazos; debéis jugar por abajo". Deberá trasladar los aspectos superficiales que antes mencionamos a un grado superior en el que se desarrollen con precisión quirúrgica. Veremos si lo consigue porque no es una tarea nada fácil. Y encima enfrente tiene al Barça. Casi nada.

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