Opinión

1 de Mayo. Homenaje a los cuidadores

En el día del trabajador me gustaría reivindicar la labor que realizan todas aquellas personas que invierten las 24 horas de su tiempo en un oficio no remunerado y no reconocido. Ni social, ni políticamente. No cuentan con el apoyo de la administración pública y soportan un peso psicológico, emocional, económico y vital que necesita de un estatuto que refleje, no solo sus derechos como trabajadores, que lo son, sino su importantísimo aporte a nuestra sociedad desde el punto de vista profesional, moral, humano y ético. Se trata de unos héroes invisibles llamados cuidadores. Cientos de miles de hombres y mujeres de todas las edades que, en un momento de su vida, tienen que dejar de lado su profesión, su círculo de amistades y su vida personal para encargarse de un ser querido, qué por motivos de salud, necesita su ayuda y su apoyo, tanto en el plano material, porque no pueden valerse por sí mismos, como en el plano psicológico, porque necesitan todo el afecto que se les pueda proporcionar. El cuidador eres tú, que pasaste años con tu pareja, tu madre, tu padre, o tu abuela, ayudando en las tareas más cotidianas. Dándole el desayuno, vistiéndola, preparándole la comida, llevándola a pasear y acostándola cada noche con un beso en la frente tras darle la medicación. El cuidador serás tu, porque en algún momento de tu vida, por muy liberado e independiente que te creas en este momento, tendrás que hacerte cargo de alguien. Será ese familiar o la persona que está a tu lado y en ese momento, comprobarás que debes aparcar el trabajo, porque necesitas tiempo para estar con esa persona tan importante para ti y esa persona necesita de tu tiempo para sobrevivir. Comprobarás como las ayudas públicas son escasas, los servicios privados suponen un coste prohibitivo, los trámites administrativos lentos e interminables. Verás cómo tu economía mengua por el continuo gasto en medicamentos y en compras diarias hasta que tienes que tirar de los ahorros, si es que dispones de ellos. Comenzarás a sentirte agotado, abatido. Porque la figura del cuidador supone un esfuerzo psicológico descomunal al estar tratando con un enfermo con el cual tienes una vinculación emocional directa y la sociedad, tu comunidad, no está sensibilizada sobre el coste físico y mental que supone esta etapa. Nuestra pirámide poblacional invertida está provocando que el número de personas mayores supere ya a las personas jóvenes en nuestro país. Esto significa que se multiplicarán los casos de mayores desvalidos con dolencias que necesitarán ayuda. Mayores que viven solos, que no disponen de una renta o pensión de 2.000 euros mensuales para pagarse una residencia. Mayores que necesitarán tu compañía y atención, porque vivimos desgraciadamente, en una sociedad que ensalza lo nuevo y desprecia lo viejo. Y atención, todos seremos viejos. No es ninguna novedad. Es ley de vida. Tanto tu que me lees como yo que te escribo seremos esos mayores necesitados de ayuda. Y ocurrirá en toda Europa. Una Europa cada vez más envejecida con unos servicios públicos que no soportan la carga sanitaria porque las nuevas generaciones no están cotizando para pagar los costes de la generación futura. Necesitamos más nacimientos, pero para que la gente tenga hijos debemos crear un sistema social donde vivir dignamente no sea un privilegio. Donde la vivienda sea un derecho real y asequible para todos. Donde se generen empleos y condiciones laborales éticas no regidas por la competitividad salvaje del mercado y si por la cooperación sensata entre trabajadores y empresarios socialmente responsables. Los cuidadores, esos héroes de nuestro entorno más próximo que durante un tiempo de su vida se encargan de realizar uno de los trabajos más importantes que un ser humano puede realizar. Acompañar y servir al ser querido en ese tránsito vital hacia el más allá. Cuidar al ser que te cuidó. Porque una sociedad es civilizada en la medida que la solidaridad se implanta como forma de gobierno. Cuidadores y dependientes seremos mayoría social en treinta años. Vayamos construyendo esa sociedad hoy mismo porque no hay tiempo que perder. Hay que dotar de ayudas económicas y apoyo psicosocial a los cuidadores y realizar políticas públicas de prevención orientadas a un envejecimiento activo luchando contra la soledad. La vida se resume en dos fotografías. La primera se llama presente. Una madre lleva a su hijo en el carrito. La segunda se llama futuro. Es el hijo quien lleva a su madre en silla de ruedas.

Comentarios