Opinión

Horóscopo 2022

COMO LOS viajeros que navegan entre las islas de un Archipiélago veremos alzarse al anochecer la bruma luminosa que descubrirá poco a poco la línea de la costa. Nos atracaremos en los días fiesta con la alegría y el orgullo de los pobres pero contentaremos nuestro apetito sin rodear con demasiadas complicaciones el más simple de nuestros goces. El vino nos iniciará en los misterios volcánicos del suelo, en las riquezas minerales y el agua fresca bebida en el hueco de la mano o en la misma fuente hará fluir en nosotros la sal secreta de la tierra y la lluvia del cielo. Así como la cuerda rozada no explica el milagro infinito de los sonidos, gozaremos del juego misterioso de los días. La vida fluirá como un manantial poco abundante pero fiel. Los paisajes que recorreremos estarán compuestos por regiones montañosas, naturalezas complejas, aires cristalinos. Nuestra ambición y alegría no se eclipsarán con el paso de los años sino que las llenaremos con nuevas energías en cada sol del mediodía, entre vicios y virtudes, vagabundeando en los demorados atardeceres rosados, observando más que juzgando. La vida será un caballo a cuyos movimientos nos plegaremos pero solo después de haberlo adiestrado y todas las noches las mesas quedarán cubiertas de planes estratégicos tan gratuitos como inhábiles. Adoraremos a la tierra como en otras épocas se adoraron otros dioses y frente al milagro de los ríos y el océano nuestra maravilla no tendrá fin. Sostendremos en la orilla de la playa una extraña gema que nos producirá el mismo efecto que una piedra caída del cielo, meteoro de otro mundo, fruto de los azares vírgenes de las mareas. La victoria y la derrota, entelequias vagas y mundanas, se mezclarán confundidas como rayos diferentes de la misma luz solar. Los pueblos estarán espantosamente iluminados por la alegría desenfrenada de las fiestas y volverán a girar las norias estallando la pirotecnia más gloriosa. Cada uno de nosotros posee más virtudes de las que cree, solo el fracaso las pone de relieve. Con el tiempo, las derrotas adquieren un esplendor de victoria. Gozaremos nuevamente de los viajes, esa continúa ruptura perpetua de los hábitos, gustaremos de la deliciosa profundidad de los lechos pero también del contacto y el olor con la tierra desnuda, las desigualdades de cada segmento de la circunferencia del mundo y las imposibles variedades de sus alimentos y sus gentes.

La aventura de nuestra existencia asumirá un sentido, el dolor se decantará, la desesperación se purificará y el arte dejará de ser un recurso, para convertirse en una forma de auxilio, como estas palabras, que lanzo al vacío, rosas que brotan, entre mis manos de mendigo.

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