Opinión

La inquietante mirada de Quim Torra

AYER EL Parlament invistió a Joaquim Torra (Quim, no vaya a ser que su propio nombre parezca español) como presidente de la Generalitat de Cataluña. Como una marioneta en un guiñol presidirá el ejecutivo catalán desde los hilos que maneja Puigdemont desde Berlín, que lo hará moverse y hablar a su antojo, como un muñeco de trapo con gafas de pasta. Lo que sorprende de Quim Torra no es que sea independentista, algo legítimo en Democracia. Como lo es ser Unionista, Federalista, Presidencialista, Nacionalista, Republicano, Monárquico o Anarquista, que se yo.

Lo que sorprende no son sus comentarios y artículos cargados de xenofobia, odio, supremacismo, racismo y una absoluta incultura tanto histórica como política. Se trata de un fascista con corbata. Posmoderno, católico y neoliberal. De los que se pasean actualmente por los parlamentos e instituciones de media Europa. Porque el fascismo como decía Umberto Eco en su libro Cinco escritos morales no es una ideología, sino una actitud, basada sobre todo en el desprecio al otro y en la imposición. Eco afirmaba que hoy en día el fascismo sigue vivo aunque no lleve uniforme de soldado. Ahora los fachas llevan traje, corbata, iphone y se permiten el lujo como este señor de insultar a las personas que no piensan como él. Lo que sorprende de Quim Torra no son las frases que ahora mismo cito textualmente: “Ahora miras a tu país y vuelves a ver hablar a las bestias. Pero son de otro tipo. Carroñeros, víboras, hienas. Bestias con forma humana, sin embargo, que enjuagan odio. Un odio perturbado, nauseabundo, como de dentadura postiza con moho, contra todo lo que representa la lengua. Están aquí, entre nosotros. Los repugna cualquier expresión de catalanidad”. “Hay algo freudiano en estas bestias. O un pequeño bache en su cadena de ADN”. “Hay un problema filológico, de sinónimos y antónimos, que hay que corregir urgentemente en Cataluña: si la Sra. Martínez-Sampere y el presidente Montilla son catalanistas, es evidente que algunos tenemos un problema. Aquí no cabe todo el mundo”. “Quién se atrevería a decir uno de estos españoles que viven con nosotros, que haya significado algo en la historia y el progreso de la humanidad”. “Vergüenza es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su vocabulario”. “Los españoles solo saben expoliar”. “Sobre todo, lo que sorprende es el tono, la mala educación, la pijería española, sensación de inmundicia. Horrible”. “Los catalanes vamos en coches particulares y nos lo pagamos todo. No hacemos como los españoles”. “Pobres, hablan el español como los españoles”. Lo que sorprende de este señor no es que habiendo publicado todo esto y más ejerza un cargo público. Lo que sorprende no es que sea presidente de Cataluña menospreciando e insultando a sus propios ciudadanos. Lo que sorprende es su mirada. Esa mirada inquietante, con esa nariz judaica sayón y escriba, como diría Quevedo.

En el futuro, dentro de cien años su cara aparecerá en un museo y los visitantes se pasearán delante de su cuadro. Cuando lo observen nadie se acordará de quien era, que hizo o que pronunció. Solo verán su mirada inquietante, cargada de odio y rencor. Una mirada repulsiva. Si el republicanismo catalán pretendía ser transversal, con este ultra nacionalista conseguirán todo lo contrario. ¿Quien se puede sumar a la causa con semejante engendro ideológico liderando un proyecto?. En la década de los treinta se subían a la tribuna personajes iguales con comentarios similares y nadie decía nada. Luego pasó lo que pasó. Contra el fascismo posmoderno hay que estar muy alerta. 

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