Opinión

La magia de la literatura

Este 23 de Abril será con toda probabilidad el verdadero día del libro. No habrá puestos en las calles ni rosas en las ramblas. Serán esos libros que tienes en casa los auténticos protagonistas. Los libros que no has leído, los que permanecen en la estantería cubiertos con el polvo dorado de los años y el color amarillo del tiempo difuminado sobre sus páginas. Esos libros que huelen a casa antigua. Porque una casa sin libros es un hogar sin flores, una casa sin libros es una oficina gris sin ventanas ni balcones. Quien tiene libros en casa convive con multitudes, con hombres y mujeres de otras épocas que nos hablan sobre nuestras mismas pasiones, derrotas, luchas y esperanzas.

Solo la escritura trasciende el tiempo y el espacio. Las preocupaciones vitales de Marco Aurelio o Adriano eran las mismas tribulaciones existenciales que las nuestras. El libro es una cápsula del tiempo por la cual nos comunicamos, vemos y escuchamos a seres que han vivido hace dos mil años pero su voz es presente y real en nuestro ahora. Escribir es una forma de inmortalidad. El libro supera la muerte, la trasciende. La literatura convierte en contemporáneos a todos los seres humanos que van poblando los diferentes capítulos de la historia de la humanidad.

Hablamos de literatura, ¿pero qué es la literatura? Hay una literatura comercial, inmediata, con tapas y títulos ornamentados en los escaparates de las librerías. Entras, compras la novedad, la hojeas y luego la abandonas en la estantería y ese libro pasa a formar parte de la colección de objetos de la casa porque su historia no te ha enganchado, ni el estilo gramatical, ni la profundidad emocional. Se limita a estructurar un relato con un inicio, una trama y un desenlace, donde diferentes personajes previamente diseñados con unas características psicológicas interactúan sobre algún precepto moral o ético que el autor inculca a la novela. Puede ser útil para una serie de Netflix, pero hay otra literatura, la verdadera, expresada con la materia prima fundamental, el mineral de las emociones. Describe lo invisible, lo intangible y utiliza como herramienta el adjetivo. Porque la poesía, decía Umbral, está en el adjetivo. La verdadera literatura es poesía en horizontal. Si hay una verdadera literatura esa es la poesía. Concretamente en su exponente más sublime, el estilo Haiku japonés, un arte capaz de transmitir en tres frases lo mismo que una narrativa en cien páginas.

Muchas veces me pregunté cual era la función del arte, como la literatura o la música. Y es en estos días cuando te das cuenta de la importancia de un verso, de una canción, una pintura. Son importantes porque son manifestaciones de la belleza y la inmortalidad. Dentro de cien años cuando nadie de esta generación habite sobre la faz de la tierra solo lo escrito pervivirá. Será un relato, un poema, una canción y alguien con nuestras mismas preguntas, deseos y angustias leerá por casualidad las palabras hoy escritas y sentirá comprensión. Resucitará nuestra voz en su mente a través de la lectura. Esa es la función del arte. La magia.

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